"La dificultad no debe ser un motivo para desistir sino un estímulo para continuar"

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Alfarero del amor, Cueva Serrano, Luis Eduardo

Título: “Alfarero del amor”. Autor: Luis Eduardo Cueva Serrano. Leído por: Marcelo Álvarez y Verónica Armijos. 2 horas, 17 minutos y 30 segundos.Tiempo aproximado de lectura: Nota de contraportada: Moldeando frases y palabras como a la tierra el alfarero se va creando cada cuento hasta que el corazón del lector se abra. A veces con fantasía e imaginación y en otras con tecnología y ficción, desnuda el alma con una rima sencilla como lo es el barro y la arcilla, pero con el corazón en calma. Así se suceden los relatos, cortos, intensos y con gran arrebato, como seguro son las impresiones de quien plasma en estas letras su sentimiento. Acerca del autor: Luis Eduardo Cueva Serrano, nació en 1963, en Ancón, Ecuador. Fue piloto de helicópteros por 15 años, con experiencia en combate y búsqueda y rescate, al término de los cuales perdió su visión en una grave explosión. Ya como persona con discapacidad visual, fundó un sistema de bibliotecas para ciegos en Ecuador. Ha recorrido en bicicleta tándem varios países de América Latina: Ecuador, Venezuela, Perú y Panamá, donando “Apuntopedal” nombre del proyecto, su biblioteca en audio y texto digital a favor del acceso a la información, cultura y educación de personas con discapacidad visual. Ha escrito los libros “Cita a ciegas en L.A” y “Héroes obsoletos”, “Cuentos de un Viejo Aviador I”, “Cuentos de un Viejo Aviador II”, “Reflexiones de un Viejo Aviador” y junto con “Ebanista de palabras”, “Alfarero del amor”, es su segunda incursión en el micro cuento. Actualmente trabaja en la Dirección General de Aviación Civil del Ecuador, en el proyecto de su diseño, denominado “Aviación sin barreras”, en apoyo a personas con discapacidad, usuarias de los aeropuertos. Dedicatoria: A Inesita, mi compañera y amante esposa, musa, razón suficiente y poderosa que funden alma, cuerpo, voluntad y sin aparente esfuerzo lo conquista. Derechos de autor: ISBN: Contactos: Correo electrónico luchocueva.63@hotmail.com Teléfono casa: 593 22 862-275. Celular: 0993-362-964. Teléfono Oficina: 593 22 947-400. Extensión. 4842. ÍNDICE 1- Alfarero del amor. Tiempo de lectura: 4 minutos y 7 segundos. 2- De gatas y fogatas. Tiempo de lectura: 5 minutos y 5 segundos. 3- Origami. Tiempo de lectura: 4 minutos y 57 segundos. 4- Sexytácora. Tiempo de lectura: 7 minutos y 52 segundos. 5- San Valentín. Tiempo de lectura: 6 minutos y 33 segundos. 6- Estalactitas. Tiempo de lectura: 4 minutos y 39 segundos. 7- Slogan de campaña. Tiempo de lectura: 3 minutos y 37 segundos. 8- Bonsái. Tiempo de lectura: 3 minutos y 57 segundos. 9- Mate pastor al amor. Tiempo de lectura: 4 minutos y 47 segundos. 10- Damas chinas. Tiempo de lectura: 4 minutos. 11- Rompecabezas. Tiempo de lectura: 5 minutos y 14 segundos. 12- Matar o morir, amar y vivir. Tiempo de lectura: 4 minutos y 46 segundos. 13- Dudas que queman. Tiempo de lectura: 5 minutos y 2 segundos. 14- Arma no letal. Tiempo de lectura: 3 minutos y 32 segundos. 15- El precio del amor. Tiempo de lectura: 2 minutos y 35 segundos. 16- Testamento. Tiempo de lectura: 5 minutos y 24 segundos. 17- Una difícil donación. Tiempo de lectura: 5 minutos y 42 segundos. 18- Día Internacional de la Mujer. Tiempo de lectura: 3 minutos y 51 segundos. 19- Sentido del humor. Tiempo de lectura: 7 minutos y 10 segundos. 20- Sorprendido en acción. Tiempo de lectura: 5 minutos y 23 segundos. 21- Un tren para mi ciudad. Tiempo de lectura: 4 minutos y 22 segundos. 22- Pesadilla Kafkiana. Tiempo de lectura: 4 minutos y 58 segundos. 23- Fin del mundo. Tiempo de lectura: 13 minutos y 26 segundos. 24- Feliz Navidad, jo jo jo. Tiempo de lectura: 6 minutos y 37 segundos. 25- La carta. Tiempo de lectura: 4 minutos y 41 segundos. 26- “Alfarero del amor” en texto digital. Fin de “Alfarero del amor”, por Luis Cueva. ALFARERO DEL AMOR. Téngase por cierto, que en todo oficio o profesión, se puede vivir con pasión, más nunca como en un desierto, busca amar tu trabajo y casi como por milagro, en él te sentirás encantado. De ello he comprobado, que en el mundo de la aviación, se tiene un piloto emplumado, que ama y vive emocionado, pero hoy me referiré, a la noble alfarería, que moldeando con amor y fe, logra que el barro ría. Desde la época precolombina, hasta la bulliciosa actualidad, se ha diseñado cerámica, con gusto y genialidad. Son el sílice y la arcilla, los elementos vitales, que molidos con otros minerales, se obtiene un polvo muy fino, y al bautizarlo con agua, se forma una masa maleable, dándole a capricho forma y detalle, como figuras humanas; vasijas y platos, cuadros o porta retratos; vasos, tazas; parques, casas, remedos de vida y cosa inerte, o de cualquier otra suerte, pero que al final de cuentas, bonitas o feas, aunque tú no lo creas, yacen duras, sin vida, muertas. Su rigidez es tal, que al mínimo roce o golpe, como un veme y no me toques, vuelve a su estado natural, polvo eres y en polvo te convertirás, así como te recuerdan en misa, tu condición de ser mortal. Por ello el Viejo aviador, no desea moldear el barro, porque solo con sus manos, no alcanzaría el favor, de lograr la idea exacta, tampoco encontraría el molde adecuado, temperatura u horno deseado, para obtener la figura precisa y compacta, que la tiene, la piensa y guarda con justa reserva, pues no es ese el elemento, para darle forma a ese no se qué, un dulce y profundo estremecimiento. Este Aviador emplumado, que para variar gusta del verbo amar, con todas sus conjugaciones, con sujeto y predicado, sin importar el pasado ni antiguas emociones, sueña por un momento con cambiar de profesión, dedicarse por un tiempo a moldear el sentimiento, y a más de Viejo Aviador, ser un alfarero del amor. Colocaría en su taller, una herramienta distinta, para asuntos del querer, donde no se hornea ni pinta, serán piezas intangibles, sin forma e invisibles, tal vez una mirada furtiva, un beso en la comisura, un recuerdo que suspira o una mano en la cintura. Prensas, hornos o pinceles, no habrá en los anaqueles, centrífugas, arcilla o plomo, no existirán ni por asomo, en esta fábrica experimental, cuenta el sinsabor y el dolor, el platónico amor, el deseo ferviente y el ansia ardiente, sobrando todo vestigio tradicional. En vez de ello en su lugar, habrá flores por cumpleaños, un email con un te extraño, un paseo inesperado, un escote que alborote, el beso menos pensado, esa lluvia o frío, que empuja o incita, bajo ese clima sombrío, a ofrecerte de cobija. Todo aquello que alimente, a dar la forma requerida, a ese suspiro incipiente, que será semilla de vida, y esa nueva energía, por sí sola moldeará, torneará o pintará, como se lo hace en poesía, cuando por mano y pincel, cerámica o papel, se tiene al amor, en todo su esplendor. Así, de esta manera, el producto que se obtenga, nunca será lo que se espera, habrá sorpresas. Ven, es la nueva alfarería, donde sabes cómo comienza, pero cuando inicia a moldear, aquello que es amar, nunca se sabe cómo ha de terminar, emocionante, verdad? DE GATAS Y FOGATAS. Todos tenemos propósitos en este nuevo año, cumplirlos será nuestra obligación, debiendo trabajar con dedicación, para que el pedido no parezca engaño. Es nuestro deseo más profundo, que seas feliz en este mundo, vamos juntos a compartir la alegría de vivir, esforcémonos por un mejor futuro que merecemos, pensando en heredar esta tierra, en paz, con justicia y sin guerra, a futuras generaciones, de todo género, razas y naciones. Con tanta nueva tecnología, a la historia y poesía, al relato y la fantasía, las tenemos en el olvido, sin suspiros ni gemidos, que del ayer nos traiga Cupido. Pero nada más importante que el sentimiento apasionado, el recuerdo de un beso enamorado y sí, una cita galante. Ven, pasa, entra por favor, al maravilloso mundo de la imaginación, lee este alegre recuerdo, con años viejos y viudas; gatas y fogatas; payasos y piratas; disfraces y bailes hasta que el año acabe, aspiramos que esta fiesta no te asuste, al contrario, que te sientas cómodo y te guste. Es una antigua tradición, crear un muñeco de trapo, con ropa usada para que salga barato, y relleno de aserrín, para quemarlo pronto como su último fin. Este maltrecho monigote, representa por costumbre, a quien más se lo note y ha permanecido en la cumbre, es decir a aquel de perfil alto, que parece que no rompe un plato, pero del cual se desata un escándalo, sólo cuando ya ha volado alto. No, no es adivinanza, solo una pequeña esperanza, que al quemarlo el 31, pillos como él no quede ninguno. Antes de saltar la llama, del año viejo que acaba, todos con su disfraz, ridículos como el que más, bailan que da un contento, pues una sola vez al año se da este magnífico evento. Quien hoy esto les cuenta, aún no perdía la cuenta, de cuantas veces cruzó el umbral del año y su final, pero hubo alguna vez, en un distante año y mes, un aviador emplumado, que se dedicó sin desenfado a despedir al año viejo mientras bailaba disfrazado, no importaba con quién, ni si quiera por qué, era un simple irradiar de energía, para asegurarse que aún vivía. El inexperto joven emplumado, que vestía de pirata, bailaba con una gata, con bigotes bien pintados, quien vestía un abrigo tan largo, que parecía prestado, por lo que de su figura, apenas si adivinaba la estatura. De pronto la pobre minina, con tanto calor y alboroto, a quitarse el sobretodo se anima, ay! Qué bella gata, por ella se mete la pata, qué mina más felina! Segura que ha captado de todos la atención, finge un sensual maullido que es pura provocación, y para mantener al género pendiente, se relame bigotes y dientes. El joven emplumado que bailaba desganado, pensando que la suerte le era ingrata, con esta preciosa gata, se ha encendido su fogata, al punto que le turban esas perfectas curvas, y por seguridad se agarra, sí señor, de la coqueta gata. Se pregunta a cada instante, que ha hecho para merecer, una minina elegante, que del menos agraciado se deja querer, y mientras escucha la cuenta regresiva, de los segundos que faltan, para que a ese viejo año se le acabe la vida, el triste aviador emplumado, no quiere que esa noche sea ingrata y se le vaya de las manos la gata. Diez, que yo le beso los pies. Nueve, su maullido me conmueve. Ocho, más rica que un sancocho. Siete, por ella no escatimo billete. Seis, que bella, no la veis? Cinco, si me pide, yo me hinco. Cuatro, no la dejo ni con maltrato. Tres, me ha puesto el mundo de revés. Dos, mi gata esto es por vos. Uno, feliz como yo ninguno… Y los juegos pirotécnicos comienzan a estallar, la fiesta está a rabiar, con tanto ruido y cohete enloquecido, el pobre aviador emplumado, que se había pegado un trago, de pronto se despierta, ay! Ya no hay gata, que dolor, que pesadilla más ingrata. Feliz año nuevo ORIGAMI. Buscando un regalo sorpresa, para el fin de año y su fiesta, me llamó mucho la atención, como con gran devoción, la chica que doblaba y con gran esmero guardaba, la compra de ocasión. Ya no era un simple presente, eso era evidente, con dobleces tan extraños, tenía el obsequio del año. Así fue como el Viejo Aviador, aterrizó pronto en su ordenador, pidiendo inmediatamente al buscador, la adecuada información, sobre aquella habilidad y afición, para convertir un pedazo de papel, en un empaque de oropel. Ahora bien, este aviador emplumado, los anima a dejar bien doblado, la energía negativa, y a disfrutar este año 2014 una nueva vida, poniendo tu imaginación a volar, cuando se trate de amar. El origami es un arte, de origen japonés, lo encontrarás en cualquier parte, donde quiera que tú estés. Es un reto a la habilidad, con gran orientación espacial, leudando con genialidad, un objeto tridimensional. Con una hoja de papel, y dobleces por doquier, todo esto con manos y dedos, herramienta natural que disponemos, sin cortes, grapas o tijeras, ni la milagrosa pega, se va dando forma, volumen y contenido, y con la destreza como única norma, lo creado parece estar vivo. Marco Polo en sus viajes, llevó a Europa como equipaje, papeles y papiros, doblados con mucho estilo, y fue Don Miguel de Unamuno, aquel escritor español, quien trajo al nuevo mundo, la origamia y su valor. En el arte del doblez, se parte de cinco bases de encanto, va primero la cometa y el pez, seguido del grácil pájaro, y las últimas figuras que emana, son el globo y la rana. Transformar una llana estructura, en una bella y delicada figura, es una habilidad manual, y un gran proceso intelectual. De un simple cuadrado o rectángulo, se crean pétalos, pájaros, flores; aviones, barcos, motores; hojas, troncos, árboles; animales grandes o pequeños; reales, legendarios o de ensueño; desde el sumiso ratón, hasta el vociferante dragón; con curvaturas y exactos ángulos, que causaría envidia en el proceso de evolución, o en seres con amenaza de extinción. En este proceso de creación, intervienen las ciencias exactas, geometría y matemáticas, creando también origamis de acción, su ejemplo ha permitido, lograr algo antes no concebido, el despliegue de grandes paneles solares, para satélites espaciales, dejando de ser un simple entretenimiento, y aportando a la ciencia y conocimiento. Pero, para el Viejo Aviador, la origamia y su estilo, lo tuvo la noche en vilo, pues aunque intentó con ardor, dobleces hasta el hastío, llegó hasta el desvarío, y el pájaro que creó, no dijo ni pío, por lo que realizó, algo a lo que llamó, tal vez un proceso inverso, y en lugar de doblar el papel, dobló las letras impresas en él, para crear un par de versos, una origamia con esfuerzo, de su humilde pensamiento, doblez, intento o cuento, y escribiendo se puso contento. Buscando el mejor vértice, entre sujeto y predicado, dejó al verbo olvidado, oh, Dios mío qué hice, mejor comienzo de nuevo, a ensamblar este juego, que quiere dar vida a las letras, manuscritas o de imprenta, y como la persistencia alcanza, al que goza de perseverancia, vuelve en otro intento, a moldear su sentimiento. Más allá de una regla gramatical, y fuera de toda simetría, dobla o desdobla su inquietud emocional, digita una libre poesía, formando un origami sentimental, respetando eso sí la ortografía, abusando del potencial de la analogía, pues mezcla biología con geografía; pudiendo ser un puerto, unos labios listos para un encuentro, o un valle y sus colinas, prodigios de una fémina que anima, en fin cuentos de nunca acabar, en el buen arte de amar, dobleces van y vienen, suspirando y escribiendo se entretiene. Ahora sí que alcanza, a crear con esperanza, la figura del amor, doblando palabras y letras, sin vergüenza ni pudor, con esta carta para el lector, que te la dedica el Viejo Aviador. SEXYTÁCORA. Después de una breve lucha, por escribir con recato, el Viejo Aviador se da una ducha, para que no le de un infarto, pues como verás a continuación, en el emocionante mundo de la aviación, no todo es tecnología, también hay mucho de imaginación mezclado con biología. Esta bitácora es para personas con criterio formado, para que un menor no la lea, mándalo a hacer la tarea y tú léela con cuidado. La vida en el destierro, mantiene el recuerdo intacto, es vivir en un lejano encierro, por culpa de un siniestro acto. Cuando se deja el terruño, porque la supervivencia obliga, el corazón queda hecho un puño, y se vive en constante fatiga. Superando la cruda realidad, despojándose de revancha y maldad, un amor que todo lo puede, al terror no sucumbe, no cede, valiéndose del delirio, superando todo martirio, aún en cuidados intensivos, lejos… muy lejos se mantiene vivo, y aprovechando la fantasía, da luz, vida y valía, venciendo al tiempo y la violencia, a la realidad y la distancia, al olvido y la indiferencia. A través de esta misión de amor, se vislumbra la paciencia y constancia, la pasión y perseverancia, convenciéndonos de la más excelsa razón del ser, que es buscar y mantener, contra viento y marea un amor a toda prueba. La bitácora que hoy te cuento, te llevará a otra dimensión, donde es posible un virtual sentimiento, para comprender que en todo lugar, donde exista la intención de amar, la emoción se mantiene viva. Paradoja de la vida, lo virtual es muy real, un camino de una sola vía, donde lo que algún momento fue un simple sistema binario, hoy lo vivimos a diario. A través de este sensual objetivo, troca tu imaginación, en un holograma de erotismo y ficción, siéntete virtualmente vivo, encuentra su candor, en cada escena de amor. País albo a la vista, bajar periscopio, adaptar retículo ocular, blanco a la vista… No, no hay blanco a la vista, hay blanca piel a la vista y la cruz de puntería no es necesaria! No? No, dos líneas blancas del tirante del brazier presentan la misma apariencia en lugar de los mecanismos de puntería. Sí? Sí! Descienda como pueda, grabando con descripción topográfica las líneas vertebrales apenas dibujadas sobre esa epidermis de pasión. Sigo? Desciendo más? La estructura aprieta sus líneas laterales y angosta pero sinuosa como la parte estrecha de un reloj de arena, se invierte con generosidad, se ensancha y se comba voluptuosamente, qué topografía, bendita geografía! Son dos blancas colinas a la vista, el Viejo aviador se alista, y la nave de la libidinosa imaginación entra en arco rojo, alarmas encendidas, luces por doquier, presiones a punto de estallar, fugas aquí, allá y más allá, sentidos a granel… Sigo? Oh no! País albo ha girado 180 grados, la perspectiva paisajista ha variado radicalmente! Confirme área inhóspita? No, no! Diría alucinógena! Alucinógena? Se refiere a drogas? No! Más peligrosas y adictivas que ellas, pero definitivamente alucinógenas, olores, tacto, colores y mil un sensaciones helicoidales, de torbellino o huracán se funden y expanden simultáneamente! El horizonte artificial se bloquea definitivamente, el torque rebasa el límite de lo sospechado, el hemovelocímetro rompe récord de caudal, la temperatura de la tobera inguinal pasa por un arco iris de colores y todos son incandescentes sin un segundo que medie en el cambio de calor, manómetros de presión pasan y repasan límites máximos, urgente! Se requiere acciones de emergencia! … Describa objetivo! No es uno, son dos, no! Son varios y en secuencia! En secuencia? Sí, Norte Sur. El panorama es… Es qué? Simplemente es, porque no hay descripción que permita plasmar en la lengua de Cervantes o Shakespeare tanta bondad en un solo país tan especial! Mmm..... Qué tal en la de Jorge Amado o Juan León Mera? Ni así, este país se enciende, no tiene descripción pero qué bella impresión! Apasionados ojos me miran, ofrecidos labios se presentan con imantada sonrisa de clara fosforescencia lasciva, sus colinas se regalan, por una caricia claman, necesitadas de pasión. La blanca silueta a través de un plano vientre, con mega gravedades me atrae a un torbellino u ombligo de redondez suprema con profundidad justa y necesaria y… La más bella selva Venusina en un monte de escándalo lúdico se presenta sorpresivamente. Húmeda y tropical, profunda y vertiginosa, emocionante y peligrosa, sensual y descomunal, escondida como todo tesoro entre dos perfectas columnas sinuosas y esbeltas, que a ir por ellas su belleza inquieta. Inmersión! Acaso estamos en las profundidades? Aterrizaje de emergencia! Entonces estamos en el espacio? Viaje al fondo del mar o a las estrellas, qué importa aquí o allá, con sábanas está bien y sin ellas, da igual! Fuego! Sigue a ello la completa desorientación espacial, desinhibición total, pérdida de orientación local, cópula de rigidez y humedad total, sentidos ultra sensibles y claro, ¿dónde estoy? Cabina de aviación o pensamiento en propulsión? ¿Parque temático o sentimiento cuántico? trinchera de emoción, parapeto de pasión, dulce y consentida, por esta experiencia doy la vida. Y qué más da? Lo importante es que da y da. Sonrisas se esbozan y labios se rozan, palabras que alaban mientras uñas se clavan, encuentran, miradas que se pierden, piernas que giran, brazos que aprietan y mentes que se hallan, rodean y funden y mezclan en la madre de todas las batallas, el amor. Sigo? Por favor sí, porque se ha vencido la fragilidad humana y el deseo puede más que los límites de la biología. Entonces fuego! Y para el fuego se abren grandes exclusas que inundan toda la selva tropical, llenando de vida al santo grial de la pasión, a ese poema de fertilidad y copa de placer que nunca se acabará de beber! Y eso es la mujer! Indigente de plata y oro, millonario del amor, pobre y con decoro, contento comparte este relato el humilde y Viejo Aviador, que espera sea de tu agrado. SAN VALENTÍN. Feliz día del amor y la amistad! El Viejo Aviador ha preparado para este y todos los días especiales del amor, un emocionante y nebuloso viaje de investigación al interior del ser humano, por lo que pedimos que, antes de continuar su lectura, ajuste su cinturón de castidad, perdón, de seguridad, coloque el respaldo en posición vertical, no esté solo, léalo con su pareja, observe el anuncio de no fumar y disfrute de esta nueva aventura. Diez, nueve, ocho, concentración! siete, seis, cinco, estimulación! cuatro, tres, dos, emoción! Uno, nervios de a… cero! Implosión! Correcto, no hay error, la acción fue de implosión, y tan rápido como aquella solitaria palabra hiciera honor a la acción de su verbo, la sensación de instantáneo alejamiento, de cuanto se encuentra en la órbita de contacto cercan el centro de observación, tuvo un vértigo galáctico. Pero en lugar de percibir un rápido alejamiento de nave supersónica en su esfuerzo de romper con la terrícola gravedad, la sensación de círculos concéntricos o caída hacia el interior, experimentó un mecánico encogimiento centrípeto a lumínica velocidad, que apenas permitió a esa luz más rápida, que puede ser la del entendimiento, comprender hacia donde se dirigía este nano experimento. Aquella misma emoción que algún día sintió Colón aventurándose en el hasta entonces incierto y tenebroso mar de los Caribes, o Neil Armstrong con aquel gran paso para la humanidad en la Luna, se percibía en la micro cósmica e ingrávida nave de mi ficción, al tiempo que en rápidos movimientos, evitaba anticuerpos en meteórica aproximación y glóbulos rojos y blancos en continua rotación alrededor del eje de avance del pensamiento. Pero, la intención de investigación, no era la de trazar algún mapa genético, tampoco la de ubicar microchips con tratamientos quimioterapéuticos focalizados, peor aún un viaje turístico por la anatomía humana. Simple y llanamente, mi inquietante curiosidad consistía ubicar el momento lugar o condición, desde dónde, cuándo o cómo se emanaba la inspiración de ese viejo y solitario vicio de la redacción. Y allí estaba, avanzando, retrocediendo, girando, parando u observando entre un laberinto de órganos, venas, arterias y hasta redes capilares, que lograba o inspiraba la urgente e insaciable necesidad de pensar, meditar, escribir, borrar, volver a intentar, plasmar, hasta finalmente crear, y aún insatisfecho retocar. Aquí está el primer hallazgo, el tacto, tomo nota, avanzo, busco, encuentro, más elementos de percepción, olfato, visión y audición, qué maravilla, todo junto, valorado, catalogado y archivado en cada neurona de este centro de información, el cerebro. Pero, la información, aunque parece completa carece de emoción. Falta aquí un elemento, aquel que imprime energía a todos los demás para su funcionamiento. Orbito al corazón, pero no, es nada más que un músculo muy trabajador, evoluciono alrededor de pulmones, hígado y riñones, tampoco, cumplen funciones vitales más no el motivo de mi aflicción. De pronto, como en la periferia de un remolino soy absorbido hacia el centro de la galaxia, del universo, al mismo tiempo cero del big bang, presumiblemente no es vital o esencial, es un simple y pequeño valle circular, aparentemente apacible pero erótico, tal vez un valle lunar, el tímido ombligo, pero hacia él he sido atraído. Aquí se forma, aquí nace y yace el centro desde donde inician el migratorio vuelo millones de mariposas, abejas o libélulas, en un cercano pero infinito viaje hacia el tórrido y permanente verano, ese umbral al Sur, trilogía de cuerpo, pensamiento y sentimiento, tridente de encanto, afecto y satisfacción, aquella pirámide invertida, el centro mismo del amor y la pasión, un, dos y tres vértices, el pubis angelical, génesis de la vida, concentración de todos los sentidos y sentimientos, motivo embriagador de la escritura con ardor y extremos de pasión. Creo humildemente haber encontrado el punto de ebullición, el estímulo e inspiración de una gran variedad de redacción. He trazado una línea imaginaria y hemisférica, la misma que colocará a todo interesado en la escritura en dos latitudes, quienes aseguran que lo dicho en este viaje ficción es real y divertido, y quienes no estén de acuerdo con esta hipótesis, por favor, tenga la bondad, muy despacito, mueva su… respetable humanidad al honorable grupo del pare, stop, no va, no go y un poquitín de abstención y aburrimiento. Y, entonces, para quienes quedamos pendientes entre los trópicos de Cáncer y Capricornio, en plena línea ecuatorial, al otro lado de las árticas latitudes del lánguido glacial y triste celibato… Me miras, te miro, hay brasas, Me besas, te beso, me matas! Me tocas, te toco, que ansias, Me quitas, te quito, que ganas! Ay! Mantengo, intento, que importa! Suspiro, me animo, respiro, me muevo…, me dejo En fin, feliz día del amor y la amistad. ESTALACTITAS. Pregunta el Viejo Aviador, cuál es el límite permitido, al instante en que el amor turba los sentidos? Los códigos establecidos y las normas de etiqueta, son tan sólo un mito, cuando las ganas tocan la puerta. Entonces cuál es el punto a no exceder, es lícito doblegarnos a un canon de urbanidad, en el exacto momento que arremete el querer? Qué es lo más apropiado?, actuar en una escala de valores y creencias, que nos dicta la decencia, o simplemente dar paso a la prioridad, de responder a la necesidad y dedicarse a amar. Pues eso fue lo que sucedió, con un aviador emplumado, que a la menor sensación de sentirse amado, recordó lo que sucede, cuando vence la desidia y en lugar del gusto y la delicia, la inactividad estremece. Al paso de miles de años, en una profunda galería, donde reina la apatía en contubernio con la oscuridad, se vive un ambiente extraño invadido de humedad. Desde el techo de la bóveda, en parsimoniosa procesión, se van formando gotas, que acudiendo al llamado de la fuerza de gravedad, como la cera de una vela van al suelo a dar. Acto extremadamente lento y repetitivo, que no siempre consigue su objetivo, pues aquella agua mineral, por las leyes de la física de tensión superficial, resístese a separarse ante una caída abismal, aferrándose gota a gota en una estructura cónica, tímida o temerosa a un impacto mortal. Otras ante el aburrimiento de un lánguido movimiento, lánzanse presurosas a un incierto encuentro, siempre mejor que el tiempo perdido fosilizándose en el vacío. Estas, al llegar a su destino al igual que muchas otras que tomaron el mismo camino, considerando idéntica a su existencia anterior, suman sus minúsculos volúmenes hasta erguirse en una cumbre, que las una a la parte superior, de la que juntas antes fueron muchedumbre. Pero las estalactitas en desesperado descenso, o las opuestas estalagmitas en su sosegado ascenso, renuentes e indecisas a la labor, quedaron petrificadas tal vez por falta de amor, sorprendidas por la absoluta quietud, granítica condición de senectud, hermosas estatuas de sal, triste monumento fatal, pero desconsolada circunstancia, pues es un grito en silencio, un desesperado intento fosilizado de un alejamiento que trató su reunificación, pero que le faltó más ganas y urgencia de mezclarse unas con otras, de amarse sin restricción. Tan pronto como visualizó en el pensamiento, esas pétreas figuras esculpidas por el cincel del tiempo, volvió al momento presente, a un baile de gala, donde un aburrido comandante, a ese piloto amoroso, lo aconsejaba que muy pegado no se baila, acusándolo de libidinoso, so pena de una sanción, tan pronto llegue al batallón. Pero quién manda en el corazón?, no es el coronel ni Carreño, por más que pongan empeño, con su dictadura de la razón. ¿Y quién puede guardar la cordura? Si apretando la cintura, de la fémina figura que al mismo ritmo se mecía, el aviador ya medio desplumado y muy pero que muy alborozado, sacando brillo a su hebilla y casi en el aire suspendida, sintió dos incontenidas turgencias, que apuntaban a su pecho, pidiendo pronto un lecho para calmar la sed, la misma que al Viejo Aviador escocía con furor. Y ese afán que padecían, de tan pegados daba calor y sus gotas de sudor, mezclábanse de alegría resbalando al mismo son, y en circunstancias tan placenteras, a quién le interesa la jerarquía, o el arresto del siguiente día, allí lo verdaderamente importante, era que sus almas se derretían, pues no deseaban quedar estáticas y convictas como esas pétreas estalactitas, bellas, frías, perpetuas pero sin osadía. Al término de este recuerdo, de un Viejo Aviador poco cuerdo, quisiera estimado lector, que en cuestiones de amor, no vivas como todo el mundo, prepárate para una inédita travesía, escoge tu propio rumbo, sé el auténtico dueño de tu vida, baila bien pegadito, deslizándose poco a poquito, dejando que el cuerpo ría. SLOGAN DE CAMPAÑA. Todo el mundo promete, pero nadie se compromete, y tan pronto el voto entregas que es lo que de ti se espera, llega el momento del olvido… disculpa, no creo haberte conocido. Por ello el Viejo Aviador, como slogan de campaña, lanza de candidato al amor, el único que no engaña. Que no quepa la menor duda, que si debemos optar, por el mejor candidato en momentos de elecciones, o por pasar un sensual instante sin complicaciones, por lo menos afligido, gustoso y entretenido, nos decidiremos a votar. Prefiriendo la seducción a la cruenta publicidad, y un momento de pasión, a promesas de la nueva dignidad. Y es que ya no nos convence “Pan, techo y empleo”; ni nadie se estremece con “Ahora le toca al pueblo”, “La fuerza de los pobres”, a esa que no me la nombren y “Adelante país adelante”, vaya que me parece pedante, con bonos solidarios o combustibles subsidiados, a más de un incauto lo tienen extasiado, pero al momento de ir a la mesa, no hay papas ni presa y la sopa no es espesa. En lugar de apabullantes estadísticas o sonrisas de personajes sin mística; urnas y papeletas, promesas de patrias perfectas, insultos o rabietas con mesiánicas respuestas, dimes y diretes con políticos que solo prometen; forma parte del cambio, la receta es sencilla para salir de tal pesadilla. Envía al ser amado, aquello que tanto has deseado, una flor de tinta y papel, un obsequio del pensamiento, un regalo de pura miel, el tributo al sentimiento. No esperes ganar por apabullante mayoría, comienza hoy mismo a amar, vive en paz y armonía, di siempre la verdad, habla con sinceridad, del género opuesto gánate la simpatía. Pide con devoción, aspira a la utopía, lánzate a la reelección de ese indeciso corazón, haz la mejor campaña, para que antes de mañana, por unánime decisión, esté revuelta la cama y se amen sin mesura. Qué loca cordura el cortejar, y para conquistar ni cordura ni locura, simplemente amar, viva el querer popular. Sí, estimado lector, es tiempo de erecciones, que no te cause temor, contar con esas bendiciones, para construir el futuro, no hacen falta mil constituciones ni modernas revoluciones, es el amor os aseguro, la única autopista requerida, que nos guiará a mejor vida. Vote por el Viejo Aviador que nada nuevo promete, ni a nadie desmerece, su oferta de campaña, es entre almohadas y sábanas, esteras, sofás o camas; espacio, campo o mares; oficinas, parques o bares; o en todos aquellos lugares, que requieran de un gesto amable, donde se destierre el insulto u otro trato irresponsable, siendo todos parte de la solución, sin envidias ni exclusión, más todo lo que se diga redunda, en una necesidad profunda, para tanta baja pasión, el amor es la solución. No anules tu voto, ni lo dejes en blanco, del amor se devoto, que entregarte sea tu pacto. BONSAI. Qué es lo que al ser humano lo conduce a pensar, que ha llegado al estadio evolutivo más alto, sin considerar que su nociva condición para depredar, ha causado estragos permanentes y de gran impacto. No somos los reyes de la velocidad, ni tampoco los más fuertes, el guepardo es el rey de la celeridad, sin que gran esfuerzo le cueste, y hemos de estar conscientes, que innumerables son los peces, aves y animales, que superan en fuerza nuestras debilidades; hay quienes soportan calores extremos, sin sombra, agua o alimentos, u otros que viven estoicos en fríos supremos, sin sol, en perpetuos hielos y huracanados vientos. Nos llevan también ventaja, en el extraordinario reino vegetal, donde se toma de la tierra el mineral y procesándolo con la luz solar, logran alimentarse y sobrevivir, en lugar de matar para vivir. Piensa el Aviador emplumado, que la diferencia con el ser humano, es su capacidad de innovar, de explotar al tope la inteligencia, y sin velocidad, fortaleza o autosuficiencia, alcanzar el campo más alto de confort, seguridad y conciencia, pero la insaciable vanidad, el gusto por la abundancia, nos lleva a devastar este bello hogar ya ebrios de arrogancia, como si poder y riqueza aseguraran nuestra existencia. No es que el Viejo Aviador, esté a favor de los que están en contra y en contra de los que están a favor, ni que su carácter insurgente lo forcé a navegar contra corriente, lo que pasa es que lo colmó el susto, en una exposición de bonsái, árboles que no son más que retorcidos arbustos, pues le pareció injusto, que se llame arte donde frustración y dolor hay. Para llegar a tan minúsculo porte, forzan a la poderosa naturaleza a reducirla a una bandeja, mediante inmisericordes cortes, con rudas técnicas de trasplante, pinzado o alambrado, mientras el árbol asume callado esta actitud infamante, de quienes dicen querer a tan ultrajado ser. Para los monjes Taoístas de la China milenaria, el bonsái era signo de eternidad, un puente entre lo humano y divino como posibilidad de unir la tierra y el cielo en actitud temeraria, siendo especies maderables los utilizados en esta actividad poco amable, que someten a árboles de venerable grandeza a la mínima condición de una pequeña pieza, así ficus y olivos sin el menor motivo; pino y olmo, que esto es el colmo; arce e higuera quién lo creyera; todos ellos pierden la gran posibilidad de convertirse en una multifamiliar, que entre raíces, tronco, ramas y hojas, una gran variedad de aves, mamíferos e insectos alojan, compartiendo vida y energía y dando al árbol gran alegría. Con su colosal estatura, da aroma, frutos y sombra, más aún cuando en conjunto como tupido bosque, impide del suelo la erosión y al contrario permite una explosión de vida que asombra. Un árbol es como un hijo, los quieres retener, pero has de dejarlos crecer porque más pronto que tarde abandonarán el nido, y así como a nadie le gustaría ver, a un hijo mustio y sombrío, así mismo al árbol has de dejarlo crecer, para que viva a plenitud y disfrute su juventud dando y recibiendo libertad y abrigo. MATE PASTOR AL AMOR. Muchas son las leyendas, contadas en blanco y negro de un místico tablero, rebosante de tácticas y estrategias. Son dieciséis las piezas, dispuestas para el ataque, también para evitar el jaque y posterior dolor de cabeza. Pero el deporte ciencia, así como para la guerra funciona para el amor, pues son muchas sus experiencias que hay que estudiar al detalle, para evitar una traición y que el juego no nos falle al momento de encontrar la pasión. Sobre el campo de batalla, la estrategia se prepara y se alista toda táctica en base a la instrucción y la práctica. Es factor importante la sorpresa, empeñando toda finta o amago, para tomar descuidada a la presa, causando el mayor estrago. Al frente la infantería, como carne de cañón, la tierra de nadie invade, aunque ellos muy bien saben, que es territorio controlado por un enemigo osado, con artillería bien provista más allá del alcance de la vista, más no del poder intuitivo, que es lo que al soldado lo mantiene vivo. Provisto de sendas torres por ingeniería, para negar el espacio vital, es lo que dispone el mariscal junto a su rápida caballería; y como esta pequeña introducción, es relatada por un aviador emplumado, un par de alfiles desplegados, cuentan como su apoyo de aviación. La reina esbelta y bella, así como género amado, hay que evitarle querella pues bien sabidos son sus poderes ilimitados; más que una primera dama, conquista de su amo y señor, sacrifica el tibio lecho de la cama a favor de un ejército vencedor. Y si por audaz u osada, es víctima de una temprana captura, esa pérdida prematura, presagia la derrota anticipada. Pero como en muchas naciones, aquel que menos trabaja, sin embargo el que más destaca, tal vez por sus ambiciones, es el rey de la partida, la cual termina cuando este pierde la vida. Las ofensivas que se detallan, como una feroz incursión, no son más que el campo de batalla de un tablero y su emoción; digámoslo de una vez, esas 64 casillas o escaques, que nos impresionan y mantienen en jaque, es un deporte ciencia, que se lo juega con altivez. Chaturanga fue el vocablo original, del Sánscrito en la India septentrional, que por continuas conquistas del islam, pasó de Persia al Imperio Bizantino, que es de dónde provino, este juego tan especial, de infinitas posibilidades para dos contendientes o rivales, que con una jugada a la vez, sobre un entramado cuadriculado, con 16 trebejos o piezas, medita, cabila y piensa, como derrocar al rey, protegido al otro extremo del ajedrez. Pero este antiguo y actual deporte, va más allá del campo del saber o de un exquisito juego en la corte, es muy popular en los altibajos del querer, en los que hay que andar con cuidado, pues el momento menos pensado, en tu oponente vez el placer, de un fulminante mate pastor, que sin respiración te ha dejado, por muy confiado en el amor. Así pues estimado lector, ante un difícil enfoque de un indiscreto amor, juegue pronto un enroque, protegiéndose de esa acción, esperando que ello no provoque un desate de pasión. Si pierde la iniciativa, use la intuición, no dé por perdida la partida, revierta su posición, y si se aleja la victoria, esfuércese y comparta la gloria, obligue a un partido a tablas y… mucho mejor si en lugar del rey tomas a la dama y capitulas en su cama. Más, nadie nace con el conocimiento, este llega con sudor y mucho de estremecimiento, que con sobrado merecimiento se lo entrega el amor. En este hermoso juego, que es lo que hoy entrego, hay una peligrosa jugada, triste y algo macabra, conocida como el mate ahogado, donde todo esfuerzo es vano ante un rey sin movimiento o aniquilado, lo cual es dividir honores, por mil y un sinsabores, es decir un divorciado, así que ándate con cuidado hasta encontrar el destino deseado. DAMAS CHINAS. Son grafitis del corazón, las dudas y certezas, que entre alivio y desazón, invaden y llenan la cabeza, de un preocupado y Viejo Aviador, a quien le gustaría comprender mejor, si es preferible la alegre convivencia que la dura y ruda competencia, para una vida en armonía, que es lo que se requiere hoy en día. Dicen que no hay peor ciego que aquel que no quiere ver, ni persona más sorda quién no desea oír, cuando la clave está en aceptar y comprender el cotidiano arte de vivir. Así, todos anhelan ganar, nadie intenta perder, cuando la solución está en saber que la llave está en amar. Está claro el Viejo Aviador, que esto remacha a diario, tal parece un trillado rosario, repitiendo como penitencia la palabra amor. Pero este aviador emplumado, como nave a la deriva con su mente llena de intrigas, navega algo preocupado por la manera que en general se lleva la vida. Como una clara muestra los juegos, toda vez que quien se coloca al frente pasa a ser enemigo u oponente, así la situación se pone candente, pues desde un inicio se enfrenta con fuego, en una relación inversamente proporcional, tanto gana uno como pierde otro, no hay posición neutral, si no salto fichas o como, pronto me irá mal. Aquí cuenta la sorpresa, avanzar rápido e invadir, actuar con gran destreza y el mayor daño infringir, tomar pronto a tu presa, impedirle toda opción de sobrevivir, así con violencia y esmero, usando fintas o amagos, se intenta causar el mayor estrago sobre los cuadros de un tablero, sea este del elaborado ajedrez o el sencillo y vistoso juego de damas, el asunto es atacar con fuerza y de una sola vez para que al rival no le quede ganas. Agobiado y sin esperanza piensa el Viejo Aviador, que aquí el principal desertor, es la falta de constancia, en el desarrollo de otros juegos de salón, donde destreza y habilidad, diversión y genialidad, no te causen sinsabor y alegren el corazón. Son las damas chinas, con su estrella de seis puntas, el entretenimiento que anima, y en cada una de ellas se juntan, diez fichas del mismo color, que sin atacar ni comer a otro vecino o jugador, con un turno a la vez, intentan con esmero ser los primeros en llegar al otro lado del tablero. Cuando todos se han volcado hacia el centro de la mesa, te quedas maravillado de tanto color que se mezcla, tal parece un jardín, con flores multicolores o un mercado sin fin, en un arcoíris de olores, y en tan colorida atmósfera, fiesta lúdica o carnaval, los jugadores se esfuerzan en salir de esa zona primaveral, y sin dejar ficha alguna a la zaga que es táctica que mal paga, sin comer ni destruir adversario alguno, alcanzar como el número uno el extremo opuesto, hasta que los restantes participantes ocupen su puesto, así todos llegan y ganan y para jugar de nuevo, vaya que te quedan ganas. El porqué de “damas chinas”, creo que poco interesa, pues podrían ser francesas y de acuerdo a la emoción de cualquier otra nación, continente o ciudad, lo que importa es la creatividad para compartir, jugar, amar y vivir. ROMPECABEZAS. En la búsqueda de la perfección, para ilustrar mejor la geografía; con gusto, imaginación y sabiduría; se inventó una gran diversión, un reto a la habilidad, a la paciencia y tenacidad, para poder recordar y colocar cada país en su lugar. Fue Juan Spilsbury el creador ingenioso, de tan fantástico pasatiempo, quien cambió el estudio tedioso por un aprendizaje con entretenimiento. Dibujó sobre una lámina de madera la intrincada división política europea, cortando cada nación en un segmento, como islas o individuales elementos, cual si fueran pequeños o medianos retazos, o grandes e irregulares pedazos, de acuerdo a la particular extensión de cada territorio o región, siendo la única solución para armar bien la figura, aprender bien la lección para sacar un diez en la asignatura. El “push fit” o empujar y colocar, pronto se convirtió en una tradición familiar, un reto a la habilidad para colocar cada fragmento en su lugar, siendo la mayor dificultad mantener lo armado todo junto, pues sin contar con la manera adecuada de enganchar, era difícil conservar al puzzle como un conjunto, y como para todo hay solución, excepto para la muerte, el juego estuvo de suerte cuando casi por bendición, algún usuario inventó el “pomo” como la salvación, así cada ficha se aloja o engasta, como agua y sed que se llenan, alimento y hambre que se sacian, península y golfo que se hallan, sombra y luz que ilumina, en un claro cóncavo y convexo, se buscan y encuentran; se abrazan y encajan, así de bello y natural como el sexo. Pero si algo es seguro, es que si se desea disfrutar armando un rompecabezas, no hay que estar de apuro para ubicar las piezas, una actitud imperturbable para colocar decenas o centenas, será la condición deseable más aún para ensamblar millares. Piensa en ello el Viejo Aviador, si dicha tranquilidad y sapiencia hay que tener también en el amor, para hablar con solvencia y en el difícil arte del querer, con sabiduría hablar y convencer, palabras para el oído, miradas para un suspiro, manos que provoquen gemidos, hasta finalmente colocar… cada pieza en su lugar. Y así el juego se torna interesante, con paisajes bien definidos y sencillos para armar, y mucho más emocionante, cuando dos seres han convenido entregarse y dedicarse a amar, claro que no siempre va bien, especialmente cuando no hay con quién, el panorama se torna monótono y sombrío, piezas todas por igual en azul oscuro que hasta se siente frío, sin la más mínima diferencia que permita armar y continuar con diligencia. ¿Entonces qué hacer ante la falta de un querer? No te frustres, piensa y medita, arma esa otra parte que está facilita, aconsejable es desviar un momento la atención, armar ese disco amarillo, circular y sencillo como un anillo que por un momento nos caliente, al alma de brillo y aliente, a continuar ensamblando piezas de ese utópico rompecabezas, el amor con sus mil piezas, unas húmedas de llanto, otras candentes de pasión, fichas con besos y cantos, y hasta de indescifrable emoción, qué ignoto ese sentimiento, pretérito, futuro o actual como el tiempo, pero paso a paso, pieza a pieza, usando una buena estrategia, no habrá palabra necia, que no se rinda a nuestra entereza. Hay momentos en la vida que nos frustran o estresan, son causa de insomnio y fatiga, al punto que nos llenan de desazón y tristeza, y es que con cierta frecuencia, no encontramos la justa pieza, del cotidiano rompecabezas, posiblemente por falta de diligencia; con táctica y primor, pericia y candor; sin tanta velocidad o fuerza, y más bien con una pizca de paciencia y sabiduría, podremos iluminar el día con tranquilidad, humildad y en el alma algarabía, y es ello lo que el Aviador emplumado buscaba, a un paso resuelto y suave, ir formando el paisaje, esa pieza que justo cabe para sentirse amado. ¡Ya está la última pieza! Ese beso tan deseado en aquel rincón esperado. ¿Y tú cuándo empiezas a armar tu rompecabezas? MATAR O MORIR, AMAR Y VIVIR. La intención del viejo Aviador al compartir este cuento, es decirles lo confortable y contento que se vive con el amor, y que a veces se siente desconsolado cuando en un entrenamiento militar se prepara para matar, cuando lo ideal es simple y llanamente amar y ser amado, pero previo a entrar en razón, el triste y Viejo Aviador, formaba parte de esa instrucción, que con fuerza, violencia y sin corazón, buscaba alcanzar un objetivo y sínicamente acabar con todo enemigo, fuera de toda cordura, en insana y vehemente locura. Con el siguiente paso adelante, el piso ha desaparecido y la sensación de vacío es inmediata y constante. Para recuperar el valor, el grito no se hace esperar, el pobre y Viejo Aviador, pide, clama, suplica parar. Desde el fondo de sus entrañas, surge el grito desgarrador, para que en esa fría mañana, no le pase nada por favor! Un mil, dos mil, tres mil, cuatro mil cúpula! Y viene un fuerte estirón, arneses, cuerdas y un gigante pañuelo de nylon, frenan el veloz descenso, de un novato paracaidista asustado y muy tenso, que queda colgado en el aire, un viento ascendente lo sube, como a una solitaria nube, provocando con ello a las leyes de la física un deshonroso desaire. Despertarse no es la opción, pues con sus ojos como platos, llenos muy llenos de espanto, le indican que la conciencia es su condición, pero el piso se ha esfumado, situación muy cierta y real, y el pobre aviador emplumado este vértigo no lo puede aguantar, tiene las piernas colgando, y cientos de metros abajo, el campo sembrado se mira como retazos. Es hora de disfrutar, el vértigo y miedo han pasado, qué bien se siente flotar, ingrávido en el firmamento, y aunque es títere de los elementos, con dos pequeños bastones maniobra para enfrentar al viento, ha llegado el momento de prepararse para aterrizar. Rodada con cinco puntos de contacto, para amortiguar la caída, y a desprenderse de ese artefacto, para no ser arrastrado por el paracaídas. Comandos o lanceros, kaibiles o fuerzas especiales, todos son soldados muy fieros, en el campo de batalla muy profesionales. Vaya, se me da muy mal explicar esta acción, peor aún comprimir la información, pero lo que hoy quería narrar es una publicación actual que se dio a través de una red social, durante un entrenamiento militar. La intención no es acusar, ni siquiera justificar, o explicar de qué nación eran estos jóvenes soldados en una aguerrida instrucción, donde a grito pelado, ofrecían cruel castigo o matar a un enemigo impío, pero de ello no nos asustemos, que para eso se diseñó el armamento, en países grandes o pequeños, asesinar es el objetivo final del entrenamiento. Esa es la única verdad, si tienes pinturas y pincel, será para pintar; si cuentas con lápiz y papel, tendrás que escribir o narrar; si posees un barco y red, lo tuyo está en pescar; si siembras una rosa o clavel, podrías cosechar o tal vez regalar; si has diseñado un blog o página web, buscas servir, compartir u otra actividad social; pero si tienes en dotación un fusil, arma letal y vil, no te engañes, ni te espantes, te has preparado para matar, y algún día te encontrarás, frente a frente con la verdad, tu lema será matar o morir, dejar de respirar o sobrevivir. Entonces, sembremos hoy una utopía, soñemos en un mundo sin armas, soldados ni batallas, trabajemos para que en un cercano día, se desmorone esa muralla, que desaparezcan límites y fobias, la intolerante xenofobia o la incomprensible homofobia, y que en lugar de aquellas cruentas arengas de matar o morir, cantes y te entretengas con amar y vivir, la evolución es la solución. DUDAS QUE QUEMAN De dónde venimos y hacia dónde vamos? Son dos interrogantes que por más que nos esforzamos, no encontramos la respuesta exacta, tal vez porque en lugar de realizar un esfuerzo solidario, nos gusta intentarlo en solitario, y más allá de buscar la verdad, nos mueve el afán de descalificar, a quien no piensa en el mismo sentido o que ha elegido otro camino, por ello el Viejo Aviador, ha de pedirte un gran favor, escucha otras propuestas y juntos encontraremos la respuesta. Con la mejor intención, de aclarar pronto su dilema, el Viejo Aviador aprovecha la ocasión, de contarles lo que en su alma quema; y es que con Darwin y Wallace en el proceso evolutivo, y en la otra esquina la creación, con su mentora la religión, más que claro está confundido y algo asustado, pues atendiendo a la razón, asimila cada proceso natural de adaptación, y a su vez le suplica el corazón que evite ser condenado, que no sea mal pensado y acepte nomás con sumisión. Con propuestas tan opuestas, el aviador emplumado se dispone a pensar, qué fuerza es la que mueve con tal regularidad al sistema solar, con una precisión muy digna de admiración. Recuerda el Viejo Aviador, que son los proyectos sencillos, los que logran su objetivo, por lo que pone a prueba al amor, para encontrar explicación, a dos pensamientos opuestos, o tal vez compuestos, si están dispuestos a admitir más tolerancia y menos insana pasión, pues no se trata de acérrimos enemigos, ni de rutas divergentes, sino de olvidados amigos con metas y objetivos convergentes. Pero como al Viejo Aviador, el tiempo no le alcanza, pues debe hacer su labor para llevar pan a su casa; quisiera encontrar la manera, de buscar la solución, que acabe con esta espera y entre sentimiento y razón, asome la solución. Piensa en los cuerpos celestes, que orbitan alrededor del sol, que con hilos transparentes, los mueve un ser superior, este creador de tal arte, tiene una gran obligación, pero su responsabilidad no comparte, para evitar una colisión. El problema se presenta, cuando en cada satélite o planeta, con esa habilidad que ostenta, debe ejercer su poder, sobre cada ser en particular, desde cómo ha de crecer hasta la manera de hablar. Entonces con tantos comandos, que dispongan tal o cual acción, faltarían hilos, dedos o manos, para mantener en movimiento tan espléndida creación. La disyuntiva no es diferente, para la científica evolución, porque aunque muchos procesos de adaptación comprende, presenta su rendición, ante la imposibilidad de crear, una chispa inicial de vida, y de esta manera comprobar, que la evolución da cabida, a la formación espontánea, de esta maravillosa naturaleza contemporánea. En este vano e infinito proceso, en el que filósofos y científicos se devanan los sesos, por encontrar el génesis del universo, y así poder demostrar que fue una chispa inicial, la que luego de miles de millones de años, sin inteligencia de por medio, formó seres tan bien estructurados, así de complejo y sencillo como un divino milagro. Pero ni uno ni otro ceden posición, intentando forzar una salida, evolución o creación, quien dio luz a la vida? Teólogos y científicos buscan ganar la partida, buscando cada vez más lejos, a través de una oscura avenida, que al entendimiento los deja ciegos, ¡ay! Al burro van buscando y sobre el leal animal están cabalgando, disculpen el disparate, pero a los dos no hay quien los ate. La tan difícil respuesta, es apostar a ganar y ganar, así se abre la puerta, a la más elemental meta, que es simplemente amar. Considera a este sentimiento, en el cerebro o corazón, lo primordial es que esté latiendo de manera permanente y con pasión; entonces esa energía brillante, que no ha estado tan distante, es una chispa de Dios, amor puro y constante, capaz de evolucionar de acuerdo a la necesidad o de crear con su portentosa divinidad, siente así en tu humana existencia, dos propuestas en pacífica convergencia. ARMA NO LETAL. Para evitar que la epidemia, que agobia a un continente, se convierta en pandemia y pronto aquí esté presente, hay que actuar con sabiduría, tomando decisiones oportunas, con presteza y valentía, para prevenir la mala fortuna. Son las armas esa plaga, que inunda a la sociedad, ellas siempre muy mal pagan, las llaman vendetta, prepotencia e iniquidad, pero su poder comercial, como el bíblico plato de lentejas, es una fuerza criminal, que compra voluntades o las pone a temblar y a toda la sociedad indefensa la deja. Se venden como pan caliente, volviendo rico a sus dueños, mercenarios grandes o pequeños, son quienes en la bolsa invierten, siendo esas inconsecuentes acciones, las que matan mucha gente, en cines, iglesias y escuelas, muerte y violencia es su secuela. Que no te engañe la publicidad, de un lujoso armamento, cuando te digan que por seguridad, debes tenerlas al momento; fáciles de usar, no reculan al disparar, ligeras y flexibles, entre la ropa son invisibles, venga pruebe su puntería, en zonas vitales ponga el punto rojo que es de la mira, al corazón o a la sien, ¡eso, que no le tiemble la mano, muy bien! Armas blancas o de fuego, tomar una no es juego, más hay una en especial, que sencillamente no es letal, incapaz de causar un rasguño, ayes, quejas ni infortunio, no causa el menor daño, es una poderosa armadura, que simplemente desarma, no tiene empuñadura y transmite mucha calma. Cuando frente a ti la tengas, sentirás su blanco resplandor, de ella no hay quien te prevenga, intentar escapar sería un error. Es el mejor antídoto, que puede neutralizar, a un feroz enemigo, al más feo y brutal, aunque no ataca te envuelve, no subyuga pero conquista, sin demostración de fuerza te estremece y acaba hasta con un extremista. Pero hay que saberla usar, para combatir a un cruel enemigo, es el miedo muy nocivo, al que hay que doblegar. Cuando usas la sonrisa, ante una dificultad, desenfúndala con calma y sin prisa, haz acopio de voluntad. No te dejes amedrentar, ante la amenaza violenta, aquel que te ladra intenta, esconder su vulnerabilidad; desviar con insultos la atención, o ponerte bajo tensión. Pon esa risa a brillar, alumbra con tu haz de luz a la oscuridad, a quien desde su debilidad, con rudeza te intenta doblegar, dile no al temor, repítele no al miedo, somos más los buenos, te lo asegura un Viejo Aviador. El chantaje e intimidación, son del cobarde y ladrón, y la gente sencilla y honesta, a tenerles miedo no se presta, por ello cada vez que el mal acecha, llénate de valor, el terror o miedo deshecha, enseña esa alegría que es vivir en armonía, disfruta la vida con amor. EL PRECIO DEL AMOR. No se intenta justificar como un hecho recurrente, esa necesidad de hablar sobre un sentimiento omnipresente, pero valga la redundancia o la tenaz insistencia, de repetir hasta la demencia la necesidad del amor en abundancia. Pero parecería ser que por su condición de intangible o porque no se lo puede ver no se lo considera posible. Su residencia es un misterio, se dice que en el corazón o tal vez en el cerebro tenga su permanente ubicación, tal vez entre enlaces de millones de neuronas o entre segregación de hormonas que con sus substancias complacen, dopamina, endorfina, de emociones una mina. Todos hablan y prometen hacer del amor su bandera, más cuando hay intereses en espera los compromisos se deshacen, aparecen prioridades mil y un cosas materiales, subestimando el potencial, esa condición real y natural que tiene este noble sentimiento desarraigado de vendettas, represalias, revanchas que anulan el entendimiento, campeando así el odio a sus anchas. Y aquello que pudo haber sido mimado, amado, querido, deja de tener importancia y como únicos términos de ganancia se considera lo metálico, lo físico, lo plástico, lo dice la publicidad, todo se puede comprar con una “credit card”. Quisiera el Viejo Aviador por ingenuo, idílico o necio, que no le encuentren su precio y si lo ha de tener que sea este el amor, para pagar con creces en un nutrido cheque firmado al portador; que no doble rodilla ante la opulencia y consumismo, que siga siendo el mismo, hasta que desde su humilde orilla mire con tranquilidad cómo en ese infinito horizonte, se oculta, se hunde, se pone, entre el cielo y el mar, la luz del entendimiento, que lo mantuvo fiel a su pensamiento, durante el tiempo que pinte el sol en su diario ocaso con su inmensa gama de colores y en ese hermoso arcoíris que es de las luces su remanso, acudir al atardecer y luego al amanecer para liberar nuevos amores, que canten más al sentimiento y menos al ilimitado dispendio. TESTAMENTO. Apenas unos días atrás, con gran expectativa esperábamos la Navidad, los aburridos menos los alegres más, pero menos o más con profunda emotividad, luces aquí, adornos allá, elegantes árboles con guirnaldas y bombillos; establos, pesebre, José, María y al centro el Niño. Jugando al amigo secreto, donde se espera o recibe, el regalo que tu compañera pide, de un modo algo indiscreto, pero que es la única manera, que se obtenga lo que se espera. Es el espíritu de Navidad, que se vivió en cada oficina, con villancicos y novena, ansiosos por Noche Buena, tiempo perdido o felicidad, tú qué opinas? ¿A pasarla bien te animas? Pero el inexorable tiempo pasa, y todo el planeta alcanza, otra órbita completa, veloz como un cometa, ojalá esta elipse estuviera, un poquito más afuera, más ocupamos el tercer lugar, en nuestro sistema solar, y así cumplimos un año más, de esta convulsionada humanidad… tendremos otra oportunidad? ¡Sí se puede, a un lado la fatalidad! Es que no nos ponemos de acuerdo, para consumir menos y querernos más, así sea un poquito, en Madrid, Miami o en Quito. Parece que no estamos cuerdos, nos puede la vanidad, y otro poco el qué dirán, pero otra ocasión no la tendremos jamás. Por si ello no sucede, más vale ser precavido, y te pongo como testigo, del testamento que precede, documento original, de alcance internacional, hecho con madurez y por una sola vez. La velocidad de transportación, en el mundo de la aviación, complica la consecución de las reminiscencias, y no por falta de experiencias, sino por la ausencia de un retrovisor, que en tierra si lo tiene un conductor. Y es que cuando se conduce en carretera, los pueblos que atrás quedan, por los espejos colocados, tanto al centro como a los lados, puedes regresar a ver, lo actuado o caminado, sufrido o disfrutado, los recuerdos del ayer, se suceden como sendos poblados, de un variopinto pasado. Ten precaución de lo que ves, pues aquello de otra era, lo que ya no es y alguna vez fuera, en el espejo todo se ve de revés. En el campo de la aeronáutica, la situación no es tan práctica, veloces vuelan los aviones, con pilotos sin tiempo a divagaciones, tan rápida va la vida, que para el recuerdo no tienes cabida, salvo que tu especialidad, no sea el ala fija, sino un poderoso rotor, la famosa ala rotativa, en la que volaba el Viejo Aviador, y que en vuelo estacionario, cada evocación con gusto liba. Pero, dejemos las remembranzas, que ya faltan pocas horas, y por más que uno implora, aquí no hay esperanza, este año ya termina, y lo único que me anima, para legar mi humilde capital, por favor no pienses mal, es evitar que el servicio de recaudaciones, se lleve estos pocos ahorros para tus vacaciones. En fin, dejo mi tarjeta de crédito, que en gastos no ha hecho mucho mérito, a quien quiera ayudar a pagar, unas cuentas por saldar, seguro hay un alma buena, que de mi partida ya se apena, y estaría dispuesta a cancelar, hasta los gastos del funeral. Por favor no te desalientes, con mi herencia intangible, pues con ella es posible, conseguir más de un cliente, así pues dejo mi experiencia, de miles de horas voladas, para que las usen con sapiencia, en situaciones delicadas; por ellas no se peleen, me refiero al tiempo de vuelo, para todos quienes las quieren, cópienlas luego luego, que para ellas el Viejo Aviador, no ha puesto derecho de autor. Ay, que los minutos pronto pasan, ya no se requiere horero, es ese veloz minutero, que avanza como segundero, y todavía hay un legado, que falta por entregar, para quien quiera amar, es para todos… que para ello nos damos modos, menos en los juzgados, y es que tengo un juicio guardado, en algún archivador olvidado. Dejo a un lado las penas, y vamos con cosas buenas, lego una bicicleta, para quien quiera montar, y una bella tifloteca, a ella no te la vayas a montar, con ella puedes viajar, a través de la lectura, ese amplio mundo de la Literatura. Ay! Que ya no quedan ganas, en el servicio de aduanas, se quedó mi celular, ja ja ja, el chip me lo voy a llevar. Adiós queridos amigos, soy el año que se va, ese mudo testigo, de lo que ustedes han gozado y sufrido. UNA DIFÍCIL DONACIÓN. En el mes de octubre, al pobre aviador emplumado, se le va haciendo costumbre, expresar de muy buen agrado, un lindo y feliz cumpleaños, a quien su vida ha dedicado, desde hace casi ya dos años. Por ello abusa el Viejo Aviador, de este medio de comunicación, para decirle con mucho amor, feliz día mi corazón. A continuación esa dulce mirada, que parecía ser de un hada, amenaza con convertirlo en sapo, o tal vez en un triste trapo, si se le ocurre decir, cuántos años va a cumplir, pero el Viejo Aviador no se amilana, y dice con muchas ganas, que la respuesta está en una canción, que habla de algunas décadas y ha ganado mucha ovación. Por hoy pedimos merecer tu atención, para una misiva de una difícil donación. Lo más que la gente atesora, es contar como mejor amigo, a una honesta y noble persona, dispuesta en las buenas y en las malas, a estar siempre contigo, hasta para poner pecho a las balas. Pero como seres humanos, con cierta frecuencia fallamos, y al buen compañero abandonamos, sin extenderle muchas veces la mano, más aún cuando el miedo, convierte nuestra reacción en hielo, y por ese prójimo nada arriesgamos, como si no existiera ese sentimiento de hermanos. Pero, qué le vamos a hacer, cuando no hay suficiente querer, cuando no se está involucrado, en la amistad como lo más sagrado. Por ello individuos de carne y hueso, cuentan como mejor amigo, al tranquilo y sabio libro, o al juguetón y leal sabueso. Así fue como por malos entendidos, o por conocidos poco comedidos, que un joven emplumado, leyó hasta quedar extenuado, toda vez que hacerse de un can, no estaba todavía como plan. Entre los textos leídos por el humilde y Viejo aviador, hay uno que no recuerda el autor, que es motivo de esta historia, la cual justo comienza ahora. “El pie de Jaipur” es la obra, del que este asiduo lector hace memoria, en la que se habla de un invento, útil, barato, flexible, todo un portento, es una prótesis creada, para la gente más necesitada, perfecta para el trabajo duro, de un campesino en un arrozal, o en caminos de lodazal, no se pudre, no se daña, se la lava poco o mucho, queda nueva y no se desbarata, es una linda “pata”. Este ingenio ortopédico, tan ligero como el viento, tiene forma y movimiento, con un parecido perfecto, a una pierna y su pie, que a quien le faltara este miembro, ¡qué no daría por él!. Esta extremidad artificial, recicla neumáticos usados, por lo que para la situación ambiental, es una iniciativa de muy buen agrado, te preguntarás si todo está dado, ¿por qué no está en el mercado? La idea es genial, se le ocurrió a un médico hindú, de la ciudad de Jaipur, que lleno de honestidad, y mucho de ingenuidad, ofreció su invento a la sociedad, sin ninguna ambición, y a costo de producción, así quien padeciera de esa discapacidad, física para mayor claridad, volvería pronto a andar. Lo único que estuvo mal, fue que a la transnacional, mal llamada internacional, que monopoliza esta asistencia social, no le cuadraban las cuentas, con un precio tan bajo para la venta. Siendo así la situación, el compungido y Viejo Aviador, dio su palabra de honor, de no hacer más una donación, a ese tipo de institución, pero los caminos de este mundo, son pequeños e intrincados, y en menos de lo pensado, tuvo que suspirar profundo, y lleno de consternación, mantener su decisión. Fue a una farmacia, a comprar lo que le hacía falta, y no preguntes demasiado, que puedes dar en el clavo, decía que iba a pagar, con dinero en efectivo, y el cajero inquisitivo, preguntó si quería donar, el cambio para la transnacional, de la cual se denunciaba su poca sensibilidad, y puro afán comercial. El cajero en mención, lo dijo en tan alta voz, que negarse a la donación, quienes se encontraban alrededor, lo considerarían un acto atroz, gritar era una buena estrategia, una idea muy regia, una excelente táctica, muy bien puesta en práctica. Claro que el Viejo Aviador entendía, que nadie allí sabía, que la supuesta y humana organización internacional, no gustaba de lo bueno y barato, sino lo caro pero de gran impacto, después de todo la caridad empieza en casa, pero en casa de la transnacional, que cuenta con sigilo bancario, por si acaso es necesario. No gracias, respondió con energía y valor, el nervioso y Viejo Aviador, dando una breve explicación, que es mejor donar a una fundación, de la que puedas saber, que es lo que van a hacer, considerando a una ONG local, quien mejor puede ayudar. DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER. Cada uno de los 365 días, con su temporal racimo de medidas menores de tiempo, viñedo de años de la continua rotación de la Tierra alrededor del Sol, es en forma individual y colectiva, el minuto, hora, día, semana, mes, año internacional y universal de la mujer. Lo alegórico de esta oportunidad es su incuestionable importancia en la huella que ha dejado en la Historia de la humanidad. Al Viejo Aviador, le solaza saber que lo que en este momento piensa y expresa, no pasa por filtro alguno que impida decir lo que desde la óptica y lente de su experiencia, significa la mujer. Para cada persona, con su propia genealogía y currículum laboral; condición deportiva o méritos académicos; ostentosas victorias y recónditos fracasos; amores y desencantos; heroicas guerras y olvidados fracasos; por tantas millas navegadas o voladas, cuantas revistas o libros leídos, tiempo de televisión o cines de acción; banquetes, hambres, risas y llantos; la mujer, motivo de nuestra vida, tiene una percepción individual, personal, por ello no hay organismo internacional que limite lo que hoy me nace dedicar. Si su nombre fue Eva, Irene o Beatriz, quien por vez primera nos tuvo en su matriz, no importa, pues a ello siguió María, Inés y Rosa, que en reproducción exitosa, logró la supervivencia de la especie. Si la gente discute por evolución o creación, tolera, qué más da, no importa, eso sí, presta atención, que sin Alexandra, Isabel o Raquel, el mundo no sería un vergel, sino un yermo desierto lunar, o ártico frío polar. Desde la niña de la escuela, con trenza o loca melena, es quien comienza a formar, con estudios, juegos, coqueteo y en recreo con un poco de convidar y otra de participar, con esa otra mitad del mundo, a la que tiene a mal andar. Por do quiera que uno va, hay mucho que aprender de la mujer, cada una con particular importancia, la doctora, secretaria, una ama de casa, policías, enfermeras, todas las posibilidades cubiertas y otras más a las que el hombre no puede llegar, en especial aquella de la cual solo hay una, madre y por ello, a obedecerla, admirarla, cuidarla, pues siempre será el rincón especial o refugio al que seguros acudimos, ya sea niño, joven o adulto. Injusto sería no referir su sensualidad, flacas, medianas, rellenas qué gracia! Pequeñas y altas de sensual delicia! Coquetas, discretas, tímidas o abiertas con vital embrujo! Blancas, negras, mulatas, chinas y latinas subyugan con su belleza de hechizo, todas ellas inteligentes, tenaces, también a veces mordaces, pero en conjunto, que gracia y conjuro! Por ello, en este y todos los días, noches, también malas noches, que pensándolo bien, son las mejores noches, gracias por tu presencia como madre, esposa, hija y abuela, también amiga y confidente y a todas aquellas que por una ingrata memoria no doy cuenta de ellas, gracias por hacernos sentir la vida tan bella. Feliz Día Internacional de La Mujer. SENTIDO DEL HUMOR. Rompe las cadenas que te detienen, desata los nudos que te sostienen, sé tú mismo, comienza ahora mismo: Navega, Corre, ciclea, vuela; habla, canta, toca, baila; escribe, lee, piensa, juega; pero házlo, que el miedo no te detenga. Mantén firme tu pensamiento, libera el sentimiento, cada ser humano es un universo, sea este en prosa o en verso. No vivamos en sepia, sujetos a reglamentos, del que dirán o si con ello nos ascenderán, en blanco y negro, tristes, alegres, pensativos o comunicativos, pero siempre absolutos dueños de lo que callamos, lo que decimos, de nuestros anhelos y deseos, piérdele el miedo al ridículo, invéntate la vida. El mundo no tendría sentido, si lo que hemos perdido, es justamente lo más querido, el sentido del humor, contando con ese elemento, no hay llanto ni lamento, el más difícil momento, se convierte en alegría y esparcimiento. Ahora paro de hablar, porque el Viejo Aviador les quiere contar, un cacho, un chiste o cuento, el nombre depende del lugar, país, provincia o departamento, lo importante es que la idea lo ponga a gozar. Tenga siempre presente, así como algo urgente, el sentido del humor, lo que a la vida pone sabor. En forma errada pensamos, que al crecer ya no necesitamos, la broma, la risa y carcajada, como si aquello es cosa olvidada, y como adultos con máxima autoridad, tratamos todo con seriedad, cual si la alegría fuera banalidad. Pero, permítame decirle, que en este mismo momento de escribirle, río a mandíbula batiente, buscando un chiste en mi mente, algo para transmitir, las inmensas ganas de vivir, aquello que le haga llorar, no por algún disgusto, sino más bien por el gusto, de desternillarse de tanto gozar. Sin más por escribir, o idea nueva por concebir, espero poder divertir, y con gusto ponerle ganas, a esta prometedora mañana, de inicio de semana. En un avión militar, viajaban 4 soldados, de pronto se ha escuchado, que el motor comenzó a fallar. Había un paracaídas, para salvar una sola vida, aquí quien se salvaría, sería el de mejor iniciativa. Dos fósforos sacó el general, para aliviar el presente mal, quien logre el número más alto, será quien realice el salto, dijo con firme disposición, logrando de todos su atención. Aunque no era el momento, funcionó su parlamento, y con su máxima jerarquía, unió los palos que tenía, los dos cabeza arriba, once! dijo con alegría. Los dos palos tomó el coronel, y cruzándolos en x sin querer, en números romanos formó el diez, que no le servían por esta vez, y sin que medie otra posibilidad, al Capitán dio su oportunidad. Juventud y conocimiento, se arengaba en el pensamiento, mientras del un fósforo la cabeza, la unía al otro en su parte menos gruesa, la L pensó que proeza, gritó cincuenta en números romanos, al tiempo que tomaba el paracaídas en sus manos, pero faltaba en la prueba el teniente, aquel de rango incipiente, el de hormonas alborotadas, de testosterona en desbandada, que tenía a su novia en mente, sin ropa y muy complaciente, tomó los fósforos turbado, y más por enamorado, cada palo puso de diferente lado, vaya, quedó emocionado… 69 gritó excitado, tomó el paracaídas y se lanzó al espacio, para contárselo a su querida, motivo de su nueva vida, así, así, desnudo y bien despacio, y en nombre del batallón, gozar momentos de pasión. He aquí la moraleja, vaya siempre con pareja, por exo, no deje de pensar en sexo, es sabroso y saludable y hace a la gente amable. Repita como el teniente, que lleva en el subconsciente, tener siempre un presente, un regalo, un pendiente, para su amada exigente. Si este cuento no lo ha hecho reír, por favor pare de sufrir, lo siento, para el Viejo Aviador eso es vivir, y se lo quiere compartir. Mejor hago otro intento, escuche y póngase atento. Poncha su neumático un conductor, quién frente a un manicomio se detiene, saca la llanta con furor, y desde el muro un loco la mirada fija mantiene. Coloca las tuercas con displicencia, al mismo filo de la acera, mientras saca la llanta de emergencia, todo muy rápido, en el trabajo el jefe no espera. Por hacer todo sin pensar, topa las tuercas sin querer, y sin poderlas detener, al alcantarillado fueron a dar. Esto no puede ser, grita con rabia el chofer, mientras el loco tranquilo ríe, desde la tapia que los divide. Que loco piensa el loco, perder la razón por tan poco, es mejor ser desquiciado, que por nada estar amargado. Desde su altura y posición, mira con atención, una simple decisión, y aparece la solución, por ello, decide entrar en acción, ey! Amigo cuerdo, no se aflija, no desespere, aún bien recuerdo, que 4 tuercas tiene cada aro, tome una de ellas sin reparo y tiene tres hasta llegar al taller. Ante salomónico consejo, el conductor queda perplejo, con una mente tan brillante, por lo menos a gobernador es aspirante, amigo, usted no está loco, qué bien se le prende el foco! Tome las cosas con calma, y no pregunte tan pronto, loco estoy un poco, pero usted lo que es, es tonto! Lo que queremos decir, sin que se vaya a resentir, es que son locos los que mueven al mundo, ensimismados van con su pensamiento profundo, inventando recetas, engranajes y naves, para facilitar a la gran mayoría, una vida más suave. Por ello, si ve un loco en una pared, por favor, no se vaya a detener, porque se le puede caer, tuercas, puertas sin saber, recuerde, solo queremos que ría, que la vida le sonría. SORPRENDIDO EN ACCIÓN. Se actúa con timidez, cuando es la primera vez, que en cálculo inesperado, rosas apenas los labios, de la persona amada, quien tampoco lo esperaba. Hasta dónde se puede llegar? Dónde hay que frenar? Qué es lo que debes decir, para evitar hacerla sufrir? En la actualidad parece factible, con tanto blog disponible, pero en tiempos del Viejo Aviador, en cada progreso había sudor, avanzar en una dimensión, en que el rumbo lo ponía la pasión, y por ponerse a averiguar, donde no debía buscar, le pasó un hecho aflictivo, que casi no lo deja vivo. Todo pasado fue mejor, escuchaba el Viejo Aviador, a las personas mayores, que añoraban sus antiguos amores. Resulta que tienen razón, de acuerdo a la retentiva, evocando la pasada vida, y mucho de imaginación. Lo que se quiere decir, es que para un buen vivir, es mucho mejor olvidar, duros o aciagos momentos, reciclarlos en el pensamiento, y en base a la omisión e indiferencia perdonar y volver a amar, borrar cualquier estela de sufrimiento, hasta perderla en el tiempo, sentir que ese pasado, fue bueno y bien gozado. Las cosas hoy han cambiado, con el uso de internet, y en cualquier sitio de la red, se encuentra lo buscado. Antaño ello no sucedía, y buena o mala información, poca o nada existía, indagar y encontrarla constituía una obsesión. Lo que en siglos no ha cambiado, son unas cuantas hormonas, entre ellas la testosterona, que bullen en un momento dado, pero en ese preciso instante, no se tiene el talante, para averiguar a los progenitores, que cómo es aquello de los amores, y si le doy un beso, abro o no la boca, o si ella me toca, qué hago si se me nota eso? En la flor de la juventud, le pudo más la inquietud, para encontrar explicación, a tanta pregunta sin contestación, y en la clandestina investigación, creyó hallar la mejor solución. En un lugar muy lejano, de cuyo nombre no se quiere acordar, visitaba el joven emplumado, a un amigo muy especial, justamente para averiguar, los vericuetos del acto amatorio, película en betamax, que su padre escondía en el escritorio. Pero al ingenuo aviador adolescente, la ley de Murphy lo espera, tranquila no desespera, y por curioso lo acomete inclemente, pues si en ese preciso instante, algo podía fallar, no había que preguntar, lo sorprenderían infraganti. La casa estaba desierta, los dos hermanos menores, dormían cual ruiseñores, y la erótica película, comenzaba a rodar su cinta, los ojos de los dos muchachos, ávidos y redondos como platos, nunca habían visto esto, y no se perdían un gesto, gemido o seducción, de erotismo y pura acción. Pero por estar atentos, a tan lúbrico evento, los dos hermanos menores, que se habían despertado, con un volumen exagerado amenazaron con contar, si no se los dejaba ver y escuchar, así que ya no eran dos, sino cuatro sediciosos, que veían muy gustosos, sin siquiera pestañear, mil maneras de galopar. El estado de concentración, les jugó una cruel pasada, y como un acto de traición, sin que ellos escucharan nada, su madre a la casa llegaba, en busca de la cartera olvidada. El zafarrancho fue inmediato, y en movimiento automático, huyeron como ratones, en todas las direcciones, en busca de alejados rincones, pero ajenos a tal situación, los actores de la televisión, en carnal y voluptuosa distracción, continuaban sin prestar atención. A cada hijo que encontraba, tras las cortinas o debajo de la cama, al hermano mayor zurraba, con justa razón le gritaba, su actitud inconsecuente, con dos hermanos adolescentes, al tiempo que apuntaba, al centro de la pantalla, donde por único guión, actrices y actores destilaban satisfacción. Mientras ello sucedía, al interior del vestidor, nervioso el joven aviador, miraba desde las celosías, y cada hablada a su amigo, sentía que para él era el castigo, y con él mismo era, pues en busca de la cartera, la madre abrió el armario, saludar no fue necesario, sintiendo en su mirada el calvario, y con un enorme temor, se excusaba en vano el emplumado aviador, y todos los puntos ganados, como un joven educado, fueron a parar al tacho, y con la mínima posibilidad, que las cosas salgan mal, por curiosidad con ese erótico video, finalizaron así de feo. UN TREN PARA MI CIUDAD. Fácil es criticar, más difícil es actuar, por lo que el Viejo aviador, los invita a participar, con ideas que puedan cambiar, adecentar y mejorar, el transporte público de la ciudad. No tenga pena ni vergüenza, si usted medita y piensa, su esfuerzo será importante, para un transporte público ecológico, práctico, seguro y elegante. Se anima? Téngase en buena estima y presente una solución a nuestra masiva transportación. Vender el producto quedado, con la mercancía más popular, es estrategia de mercado, donde la meta es vender y ganar, a eso le llaman combo, término con el que propongo, sugerir un par de iniciativas, con las que dar solución, al tránsito y polución, en esta ciudad conflictiva. Tenemos que estar conscientes, que el presupuesto no es suficiente, para taladrar enormes boquetes, de norte a sur, de oeste a este, para viajar en mecánicos gusanos, bien abajo, muy subterráneo, sin ver paisajes urbanos, lugares propensos a hábitos malsanos, expuestos a desastres naturales, que agraven nuestros males, recuerde que es costoso, ese ciempiés espantoso, y atenta contra su billetera, así usted no lo quiera, y en el subsidio fatal, se lo cobran en el impuesto predial. Por extraña coincidencia, en el país no hay experiencia como tampoco ciencia, centros de investigación ni ingenieros de construcción, que con recursos locales, personales y capitales, tengan plena capacidad, de emprender en esta actividad. Animo a universidades, a superar con excentricidades, a escuelas politécnicas, a demostrar sus mejores técnicas, a institutos de investigación, sin vergüenza y mucha acción, que propongan una inédita solución, al ciudadano en general, a inventar una idea genial, que permita demostrar, que aquí hay capacidad, que juntos podemos lograr un transporte público con dignidad, sin metros onerosos o importados transportes costosos. Cree que podemos lograr, un transporte popular, que permita disfrutar, de la lluvia y la ciudad, de la luz natural, del sol o las estrellas y también sus muchachas bellas? Todos entremos al combo, es lo que hoy propongo, y aquí lanzo mi idea, no importa si es bonita o fea, pero mejor que un metro urbano, que nos lleve como gusano, entre rocas y tuberías, sin que un alma sola ría, sin puntos de orientación ni montañas para la contemplación, sólo una voz neutral, que sin gusto ni ganas, te despierta tres paradas, más lejos de lo que necesitabas. Utilicemos lo que tenemos, ideas es lo que ofrecemos, inteligencia al menos y un gusto más o menos, las vías de masiva transportación, y en lugar de un solo vagón, que es el trole, bus o camión, y con menos polución, coloquemos un par de rieles, una locomotora eléctrica de nuestro diseño y técnica, seguida de varios vagones, en materiales ligeros, panorámicos con mucho esmero, y como un parque lineal, jardines, árboles, floresta, parques, bancas para leer, o quioscos para un café, mientras feliz espera, el transporte de esta nueva era. Le parece idea de un loco? Pues dinero tengo muy poco, bajo tierra me sofoco, por ello lo invito a que prenda el foco y comparta su genialidad con el alcalde de la ciudad, seamos parte de la solución y no simple murmuración. Un punto de aclaración, evitemos la construcción, de un gran elefante blanco, porque después de lo de Botswana, todavía le quede gana, de otro escopetazo real, y pensando que es animal, disparen sobre este blanco. PESADILLA KAFKIANA. Listo para señalar, recojo a tiempo mi dedo índice, aunque lo siento tan lleno de asombro e ingenuo, dispuesto a acusar ante tanto espanto que al igual que a otras partes del cuerpo, con esa sorpresa la mente los suele contagiar. Y es que cada miembro personaliza su existencia e individualmente es consciente de la situación y asumiendo una posición de víctima, intenta acurrucarse, apretar sus formas y volumen a la mínima expresión, atento ante su indefensión, preparándose para una probable colisión. Y es que cada mañana, tan pronto llego a la oficina y prendo ese apocalíptico artilugio denominado computador, con su benigna apariencia tecnológica y su insignificante fibra óptica por medio de la cual recibo y me comunico con otros seres, con el don de la inteligencia, en cualquier punto cardenal de esta preciosa esfera azul, comienzo a sentir una mutante experiencia Kafkiana. Sincrónicamente con el encendido del ordenador, subiendo hasta el octavo piso por el elevador y de allí por el oscuro corredor, por una ínfima lámina de luz entre la puerta de la oficina y el suelo, se cuela una transparente niebla de horror, el fenómeno indiferente a la existencia o no, de otro ser humano tanto en el trayecto como en la oficina, se acerca con determinación a mi cubículo de trabajo, con la seguridad absoluta de ser el dominador de la situación. Conforme las noticias internacionales informan de ejércitos que cuentan sus víctimas por miles, de terroristas que secuestran y encadenan sin pena ni gloria a inocentes víctimas en aras de herrumbradas filosofías, clásicos partidos de fútbol con tantas víctimas que sin temor a equivocarnos podríamos bautizar a esos estadios como Treblinka, Tamaulipas, El Mozote, El Cahuán, nuclear Pakistán o tierras del Absurdistán, esa informe niebla, que ya no la distingo si es física o de información o de horror ante tan alevosa agresión, invade mis sentidos, invierten mi orientación espacial, convierten al Norte en Sur, el tórrido verano en gélido invierno, el día en noche… lo bueno en malo hasta que finalmente pierde masa y consistencia mi frágil existencia. Con tanto drama y horror escuchado, el mundo invierte su posición,, la alfombra está abajo o por lo menos podría decir en situación opuesta a la mía, pero no caigo, la gravedad no cuenta como ley física, tal vez me he convertido en un alado visitante, mosca tal vez¿ Por lo menos mi instinto de supervivencia existe, deberé cuidarme de las políticas arañas y sus telarañas de promesas, no quiero ser pasto de ellas! Así, con el mundo al revés sigo sin entender por qué se preparan viajes de turismo a la Luna, cuando persiste la hambruna? Y a título de qué tanta corona en un medio ambiente que se desmorona? Y tanto déspota prescindible, que la tolerancia y amor son ya invisibles? En mi ingrávida mente no me cabe explicación por qué extraña razón se gasta tanto en armas, propagandas, monumentos, bulímicos banquetes con anoréxicas modelos y fastuosas decoraciones, cuando hay miseria en Sudán, Etiopía y Afganistán! Si tomamos el modelo de la evolución, esta pesadilla encaja en la acción, en la que el fuerte sobrevive. Y en efecto luchamos, sobrevivimos ganamos. Las preguntas son: Ganamos qué? Dónde está el interruptor, el corta fuegos que frene el inconsecuente instinto animal y fortalezca a esa agónica paz, que aliente a la convaleciente sensibilidad, anime a la anémica amistad y salve al amor de cuidados intensivos?. Y de tanto querer y pensar, esa energía positiva, esa fuerza de amor que aún persiste en ese otro iluminado hemisferio de nuestros sentimientos, va ganando terreno a esa otrora poderosa niebla invasora, la gravedad persiste, el buen trato y la cultura insiste y la metamorfosis se revierte, cede y finalmente huye, dándome la oportunidad de tomar la senda que nos permita ser menos inquisitivos y más proactivos hacia el amor y, redundo con ventaja, premeditación y alevosía, amar, amar y amar siempre será mejor que luchar. FIN DEL MUNDO. El famoso fin del mundo, con el que se mantiene cautiva en el miedo, alarma, pavor y espanto a la población ingenua del Planeta Tierra y que se ha pronosticado que ha llegado, llega y llegará con el fin de siglo, fin de milenio, que está vaticinado por tal o cual cultura, o esta o aquella religión, si osas portarte mal, que dicho sea de paso, portarse mal sería dudar o pensar diferente de los preceptos establecidos en un determinado papiro, pergamino, manuscrito, libro de papel y seguro hasta en la nube digital y explicado por un presumible iluminado, en la que plagas, monstruos abominables, terremotos, maremotos y otras motos (lapsus), acabarán con nuestra existencia, paro la descripción porque ya me dio miedo! Pero… la buena o mala noticia, de acuerdo a la intención de seguir o no luchando en esta vida, es que el famoso fin del mundo, nos llega por lo general de manera individual cuando por causas naturales, enfermedad, deudas impagables, accidente e incluso ser acreedores del gordo de la lotería, simplemente dejamos de respirar. Pero como el tema está de moda, he buscado en el baúl digital del Viejo Aviador, un pequeño cuento de ficción, que calme sus nervios y alivie su congoja, el cual espero sea de tu agrado. Aquí, desde cualquier punto cardinal de la superficie de la Tierra, continente o isla donde habitara ser humano alguno, el dramático acontecimiento espacial que sobre nuestras cabezas se cernía, pasaría por desapercibido. Sólo se podría tener una idea relativamente clara de las potenciales consecuencias de lo que se avecinaba, si como producto de un desdoblamiento, viaje astral, fuerza mental o un milagro con sobredosis de fe, lográramos de alguna descabellada o peregrina forma, vencer la fuerza de gravedad, cruzando todas las capas de la atmósfera y alejándonos inverosímiles distancias, pudiéramos observar desde alguna distante y segura dimensión, cómo nuestro planeta, cruzaría a través del centro de la galaxia hacia un destino desconocido. Aquel desborde de emociones, miedos, histerias y por qué no decirlo también esperanzas y anhelos de un 21 de diciembre de 2012 había quedado hace ya mucho tiempo en una estación olvidada del pasado? Decían mis probables antepasados que años antes de ese dramático acontecimiento en el que sucumbirían todas aquellas tecnologías nocivas para los seres vivos, ya presentían que un cambio importante se venía como un tsunami. El mundo ya no soportaba más laceraciones en sus entrañas, superficie o atmósfera. Perdiéndose en las brumas de la historia y en un tiempo más lejano que el Cristiano, la Cultura Maya con gran sabiduría y una tecnología diferente, había previsto lo que sucedería en un muy lejano futuro, que para mis abuelos, tenía sentencia de plazo cumplido y para mí de pasado e inicio de lo que se consideraría la única forma de vida en armonía. No había sido fácil para epigrafistas, historiadores del arte y antropólogos de finales del Siglo XXI, resolver bellas y misteriosas imágenes, códices y jeroglíficos pintados en la cerámica de la Cultura Maya. Un impresionante bagaje de conocimientos y experiencias científicas no fueron suficientes ni siquiera con los instrumentos de medición más sofisticados para aclarar el mensaje enviado a través del tiempo en la más singular de las naves que aquel conocimiento albergaban, la vasija de barro. Aquellos científicos, tuvieron que viajar a las selvas de Chiapas, del Petén, visitar Tikal, Palenque, Cancuén, Copán, Mirador entre muchos otros vestigios arqueológicos de lo que otrora vez fue una floreciente civilización. Las primeras impresiones fueron las de ciudades de desordenada arquitectura, pero tan sólo cuando se comprometieron con una investigación profunda, recorriendo descalzos y con mínimos atuendos, como aquellos pobladores de varios milenios atrás, comprendieron que sus ciudades eran orgánicas, que respetaban la topografía del lugar, siendo mínimo invasivos con esos bosques, selvas y valles que alguna vez los albergaron. Sólo ahí, respirando el aire húmedo caliente de la floresta, caminando con sudor y cansancio de quienes han recorrido largos trechos de cimas y valles, por casi perdidos sacbeobs (aceras), escuchando luego de la paciente aclimatación de días, la orquesta de aves, insectos y mamíferos menores en atronadora sinfonía de existencia y supervivencia, inmersos ya en esa filosofía de vida en la que se puede disfrutar y diferenciar las raíces y plantas comestibles y … de pronto, ya con la magia de la imaginación transportarse en el tiempo hasta tener la certeza de saborear el atole, nixtamal para sus tamales y tortillas y hasta el pibil, una especie de horneado bajo tierra. Solo entonces pudieron comprender la necesidad del Pueblo Maya por el estudio de la Astronomía, tan necesaria para observar los cuerpos celestes que afectaban la siembra y en consecuencia su gastronomía. Pero aquella rueda cronológica de 23 dientes causó verdadero estupor en el equipo científico, pues este ingenioso artilugio permitía el manejo de varios cómputos cronológicos simultáneamente, hasta determinar los ciclos de mayor o menor intensidad de las manchas solares y sus posibles consecuencias en la Tierra. Pero, por qué el Calendario Maya terminaba el 21 de diciembre de 2012? Eran todos estos cómputos cronológicos como el mensaje de papel colocado en una botella cerrada herméticamente y lanzado con el mensaje a la otra orilla del tiempo? Nos querían prevenir de algún acontecimiento que con toda nuestra actual tecnología no podíamos descifrar? Porqué esa necesidad de que lo conozcamos? Es que acaso esa cultura se sentía más sabia que otra civilización, de la cual supuestamente no tenían la mínima noción de su existencia? Lo importante es que ya se tenía indicios de un mensaje. Con certeza se disponía de una fecha, un acontecimiento, esto es el incremento en tamaño de las manchas solares y alguna insospechada consecuencia sobre nuestro planeta. Pero estas pistas, lo único que trajeron fueron interrogantes. Cuáles serían las consecuencias de un bombardeo masivo de radiación solar sobre la Tierra? Se podía diseñar un plan de contingencia contra ello? Estarían mal elaborados los cálculos Mayas? Debía advertirse a la población para que tome medidas precautelares o mentir y ocultar para evitar la histeria general? Con el advenimiento del Internet, las redes sociales mensajearon, chatearon, twitearon y bombardearon el ciberespacio con información y desinformación sobre el tema. Pero no había fuerza humana, tecnológica o divina que detenga el inexorable avance del tiempo y el espacio hacia nuestro nuevo destino. No hay plazo que no se cumpla y esta no sería la excepción. Las consecuencias del histórico fenómeno galáctico proyectadas en esa mínima partícula de cuerpo celeste en que se constituye la Tierra, en ese inmenso andamiaje del universo, no había sucedido como en el cine, con efectos especiales y tridimensionales, escenas de horror, tampoco aquellas no menos violentas que el singular acontecimiento apocalíptico con ángeles, trompetas y dragones de siete cabezas que nos quitaban el sueño luego de una visita dominical. Dicen que fue rápido, silencioso, inoloro e incoloro, sin colosos arquitectónicos desplomándose entre grietas sin fin, ni lenguas de fuego acompañadas de estruendosas explosiones nucleares o divinas. Simplemente se vino como un ladrón en la noche, invisible y silencioso. Las circunstancias de un específico alineamiento del Sol con nuestro planeta y muchas otras galaxias allende las fronteras de medición, observación y también del entendimiento científico del Siglo XXI, provocaron por su singular posición, que algún extraño tipo de radiación proyectada desde las manchas solares a la tierra, dañaran una gran cantidad de servicios y tecnologías de comunicación. Se actualizaron los comentarios sobre las predicciones de Nostradamus, incautos intentaban el suicidio para no morir con la llegada del fin del mundo, religiosos enriquecidos deambulaban haciendo de cualquier lugar público el escenario para llamar al arrepentimiento y unirse a tal o cual secta o iglesia, con el respectivo pago de la membrecía correspondiente con todos los beneficios de salvación que ello conlleva, claro está a la cuenta privada del carismático e iniciativo líder religioso. Desacreditados uniformados con sed de poder, fraguaban intentonas golpistas, acusando con poca sutileza y nulo ingenio pero sí con gruesos calibres de poderosas armas, a políticos no menos corrupto de turno, de ser los responsables del caos que se había instalado en todos los rincones del planeta, que muy probablemente de haber podido pescar a río revuelto, no hubieran dudado en hacerlo. Inicialmente el mundo había sido una locura, los celulares dejaron de funcionar, GPS, computadoras, Facebook, Twitter, Wikipedia, satélites, armas de destrucción masiva hasta el doméstico microondas, se convertían por decreto y capricho de los enigmas del universo en chatarra digital o material. Muchos temerosos hablaron de un inminente arrebatamiento, pues incluso vehículos terrestres, trenes bala aéreos o subterráneos, ferrys, aviación civil y militar como también flotas navales y mercantes habían sido neutralizadas en sus motores y comunicaciones, el caos era total, o al menos esa fue la apreciación inicial ante la trascendencia de los acontecimientos. Más temprano que tarde, los políticos y poco éticos grupos hegemónicos revolucionarios o contra revolucionarios y transnacionales caían en cuenta que para sobrevivir en nuestra infinita navegación en esta cáscara de nuez que navega en el mar del ignoto universo, podíamos naufragar capitanes y marineros si la avaricia y su necia forma de vivir en la desigualdad y explotación suprema mantenía su esquema. Más remitiéndose a los hechos, ya no había decisión que tomar, este Universo en franca expansión inconsulta, la había tomado por todos nosotros. De repente, sin mediar tregua alguna, el ruido se batía en retirada, el smog sin la logística de los humos contaminantes de sus genocidas fábricas y usinas nucleares perdía fuerza y se quebraba ante la transparencia de una atmósfera limpia y victoriosa y el silencio se atrincheraba y apoderaba con la pasmosa calma de su intrínseca condición en toda la superficie terrestre. El ozono, inmenso mar atmosférico redistribuía sus volúmenes, cubriendo aquel desmesurado agujero en el hemisferio Sur, salvando a todo ser vivo de una lenta pero inexorable muerte por exposición a la radiación ultravioleta. Ahora bien, ya no es enero o junio, ni domingo o martes, como tampoco año 2012, 1990 o 2030, y nadie sabría decir si AC o DC, porque ese paso a través del ombligo de la galaxia, abrió las puertas de otra dimensión, así que no sé si lo que hoy escribo de mi memoria o capacidad de prestidigitador, lo hago desde el futuro o pasado de mis antepasados o futuras generaciones. Vaya que esto si es un laberinto del… esa medida que alguna vez se dio por llamarla tiempo. FELIZ NAVIDAD, JO JO JO. Baja la velocidad, actúa con precaución, que en esta Navidad, la tranquilidad sea tu bendición. Como si fueras orfebre, arregla y luce tu pesebre, ilumina el árbol de Navidad, con una brillante felicidad, prepara una deliciosa cena, canta, baila, reza y aleja de ti las penas. Para los niños juguetes, sólo lo suficiente, para los adultos felicidades, en estas lindas navidades, organiza esta fiesta, con la disponibilidad del bolsillo más no de la tarjeta, recuerda que no somos ni reyes ni magos, para regalar oro y causar a la economía estragos, disfruta hasta donde alcanza, tu situación de bonanza, Feliz Navidad y próspero año nuevo, es el profundo deseo del Viejo Aviador, para toda esta inmensa azul esfera. ¡Ratón ratón! Toma tu diente viejo y dame mi diente nuevo, era el pedido a todo pulmón, que todo niño gritaba, cuando entre dientes de leche se avizoraba una ventana. Entonces se lanzaba al techo, esas piezas de desecho, de una cariada dentadura, que solo en la niñez duran, en espera de colmillos, molares o incisivos, que no se caigan mientras estamos vivos. Y en esa misma madrugada, cuando de tanto jugar se hartaba, el ratón colocaba debajo de la almohada, una moneda o caramelo que se lo esperaba con ilusión, y de tanto soñar aparecía sobre el colchón, ese sí que era un buen ratón! Era una situación similar, la que se vivía cada Navidad, apenas si se cenaba, para irse pronto a acostar, para dar la oportunidad, a que Papá Noel deje, bajo el árbol cada juguete, y palabra que se lo oía, con tanto ruido que hacía, escribiendo en cada tarjeta, para quién la muñeca o esa estridente corneta. Qué importa de dónde vino, esa costumbre de vestir al ciprés o al pino, de esperar al Viejo Pascuero, A Santa Claus y sus renos, o de cantar la novena, villancicos o verbena, lo que tiene verdadero valor, es entregar y recibir amor, con una sonrisa o regalo, un saludo o abrazo, una sencilla visita, a quien más la necesita, pero hacerla de corazón, con alegría y emoción, y si ello sirve para la paz, para un momento de bondad, pues bienvenida la Navidad, del Polo Norte, Belén o cualquier otro lugar. Pero este solo es un cuento, de un joven emplumado, que andaba algo descontento, por la misión que le habían asignado, pues había dejado de creer, en Santa Claus o Papá Noel, quién podría pensar, que disfrazándose para la oportunidad, iba nuevamente a creer, en esa magia del querer. Seguro que sí, cansado quedó así, jo jo jodido el joven emplumado, completamente extenuado, peor que al término de un fuerte entrenamiento, en un estresante vuelo de combate, en el que para evitar que lo maten, hay que estar extremadamente atento. Pero cuando se subestima al rival, o vivimos de glorias del pasado, no se logran buenos resultados, y seguro que no es bueno el final. Y aunque este párrafo anterior, lo ha escrito el mismísimo Viejo Aviador, mientras pesca las teclas que va digitando, poco a poco se va intrigando, sobre el raro título presente, que tiene a su curiosidad pendiente, y es que la última carta de la semana, versa sobre la Navidad, cuando en una caliente mañana, le endilgaron la responsabilidad, de fungir como Papá Noel, así tan flaco como era él, ay qué dura faena, que le dieron pa Noche buena. Se pregunta el Viejo Aviador, cual es el motivo o razón, para que al piloto menos panzón, le den la difícil misión, de convertirse en un corpulento anciano, con barba y pelo cano, que vista un atuendo rojo y una gran bolsa llena de juguetes, caramelos y antojos, y una risa de tenor, con un tono demasiado grave para el Viejo Aviador. Esto era una locura, en una población del trópico, a 30 grados de temperatura, para vestir así había que estar loco, un inmenso traje rojo, que al aviador emplumado quedaba flojo, con almohadas por doquier, que en situación asfixiante, engorden en un instante, tanto peso, barbas, plumas que no se podía mover. Se sentía en el infierno, como un pingüino con terno, sudaba como lo haría ese pequeño animal, en plena estación tropical, qué calor, qué castigo, por lo menos esto era el purgatorio, y aún no empezaba el jolgorio. En ese día tan importante, volaría como pasajero, y no había pero, para evitar ese trabajo extenuante. Luego del corto vuelo, animándose que era por una buena causa, bajó del helicóptero sin pausa, sintiendo caliente al ambiente, casi como de fuego, en fin se animó de nuevo, que esto era un lindo juego, para los niños del cuartel, que recibirían a papá Noel. Pero eso era un sauna, y no hay condición humana, que pueda soportar, con un abrigo polar, a tanto niño inconsecuente, que más rápido que inmediatamente, asaltaron la bolsa de regalos, sobre un Papá Noel que sudaba, y entre almohadas se asfixiaba. Por fin lo dejaron los delincuentes, perdón, esos niños inconsecuentes, harto… bastante efusivos, y para un pellizco muy esquivos, porque el joven emplumado, quedó literalmente desplumado, desinflado y agobiado, cansado pero satisfecho, al sentir a esos rapaces, jugando, saltando o corriendo, jo jo jo seguía diciendo, jo jo jodido pero contento. Feliz Navidad. LA CARTA. Confiesa el aviador emplumado, que gusta del correo electrónico, aunque le parece cómico que sin cartero ni avión, las noticias lleguen volando, creándose una obsesión por saber lo acontecido, casi al mismo instante o en tiempo real, producto de una idea brillante que por hoy nos parece tan natural. Pero el esfuerzo ha sido gigante, y de una manera constante, miles de kilómetros de fibra óptica, resguardados con poderosos cables, partes sumergidos en la profundidad de los mares y otras soterradas en bosques, desiertos o ciudades; envían, reciben, transportan datos innumerables; fotos, videos, conversaciones familiares, negocios particulares, un despliegue de tecnología que hasta en delicadas cirugías, desde un ordenador, a gran distancia y con robots de precisión, realizan incisiones, extraen, implantan y suturan, a gran diversidad de pacientes, de otros husos horarios, latitudes o continentes. Para quienes pertenecemos a la vieja guardia, todo esto nos parece una locura, más salimos del asombro de tan moderna magia, cuando con la misma facilidad nos llega la factura, volviéndonos a la realidad de esta vida algo dura. Los bienes y servicios, están a un clic de ratón, pero hay que tener precaución, porque por allí mismo se colan los vicios; mas es emocionante, salir de shopping a media noche, con toda seguridad y sin coche, a través de una página web, de aquellas que abundan en internet, y en menos de un instante, encontrar la prenda anhelada, sin cansancio ni frío aún cuando fuera nevada, y a esperar que el correo, que ahora se mueve con prisa tal vez por el cobro de salida de divisas, haga realidad nuestro deseo. Pero eso que cuento es ahora, en que cartas y paquetes, llegan pronto y sin demora con un servicio solvente; más en aquellos tiempos lejanos, de un joven aviador emplumado, la paciencia era un divino don, para asuntos del corazón. Constituía una verdadera delicia, la expectativa de una misiva, de aquellas que se hacían largamente esperar mientras las fechas del calendario se iban, pero que finalmente venían, con el último vestigio o ese rastro de perfume, de aquel vivo prodigio… el dichoso amor que nos une. Mirábamos la estampilla y la fecha de emisión, para saber si en dicha ocasión, la carta cumplía esa expectativa, si bien la espera era un martirio, nos llenábamos de alegría, cuando rompíamos el sobre con delirio, dispuestos a dar lectura, a una letra manuscrita que rogaba y pedía con angustia ser leída, y tan pronto se dé la ocasión, acuso, recibo y contestación. Pero cuando no llegaban las cartas, se presentaban dos posibilidades, siendo el menor de los males, que las distancias fueran muy largas, y en circunstancias fatales que de nosotros se había olvidado la ingrata, situación que le aconteció al ingenuo y Viejo Aviador, cuando un desagradecido amor, aprovechando la primera ocasión de un viaje de instrucción, una vez enviada carta y postal, la respuesta se hizo esperar más allá de lo normal, creando esa sensación de ansiedad, que del corazón del entonces joven emplumado no se compadecía ni le tenía piedad. Pero valga la oportunidad, para agradecer a la logística, una ciencia que sin mística, sugiere mantener en reserva y disponibilidad, del suficiente abastecimiento, incluso del sentimiento, que impida la inanición o cualquier otra condición, que sin que al soldado lo mate, lo ponga fuera de combate. Por ello estimado lector, si su amada brilla por la ausencia, en este día del amor, téngase usted paciencia, déjela correr, no actúe con violencia, ya encontrará otro querer; haga como el Viejo Aviador, recuerde que es profundo y ancho el mar, donde hay mucho que pescar; feliz día del amor y la amistad.

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